Amare Stoudemire fichó por los Knicks en uno de los traspasos de más relumbrón del verano. 100 millones de dólares en los próximos 5 años será lo que se embolse el 'forward-center' (así aparece en la hoja de estadísticas). Tras ocho encuentros, los neoyorquinos no encuentran su sitio y deambulan con un triste balance de 3-5. Pero Amare sigue a lo suyo, como si supiera que no tiene nada que hacer en la Gran Manzana, como si la ambición y la responsabilidad de saberse el jugador franquicia de uno de los equipos con más solera en la historia de la liga no fuera con él.
La gran apuesta de Donnie Walsh para cambiar el rumbo de los últimos años no puede basarse sólo en el 1 de los Knickerbockers. Quizá podría haberse planteado en retener a un David Lee que regresó al Madison Square Garden la pasada madrugada con los Warriors (fichó por 6 años y 80 millones de dólares) para convertirse, desde el cariño que le puede guardar a la franquicia en la que ha pasado sus primeros cinco años como profesional, en el verdurgo de la victoria de la franquicia de Oakland por 122-117 en lo que es el mejor arranque en los últimos 16 años de los californianos (6-2).
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