Bienvenidos al Club

If you love something, let it go. If it comes back to you, it's yours. If it doesn't, it never was. (DMX)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Vuelta a los orígenes

El baloncesto ha vuelto. Un año más, Asefa Estudiantes inicia la temporada con ilusiones renovadas. Las mismas que cualquier equipo antes de un nuevo curso baloncestístico pensarán algunos. Sí, pero con matices. En el Ramiro están de enhorabuena. Tras años de vaivenes, el equipo baja el telón para recuperar la fórmula del éxito. La misma que le llevó a ser un fijo en las eliminatorias por el título de la ahora renombrada Liga Endesa (recuerden, el márketing siempre gana) y tener garantizada una plaza en alguna competición continental de mayor o menor prestigio.

Desde el centro de operaciones del Magariños la reestructuración del grupo es un hecho. Ocho jugadores del primer equipo (Nik Caner-Medley, Josh Asselin, Jiri Welsch, Tyrone Ellis, Pancho Jasen, Albert Oliver, Sergio Sánchez y Marc Blanch), nueve si incorporamos al técnico Luis Casimiro, dicen adiós. A todos, gracias por los servicios prestados. Sin embargo, la idea es otra. En una época en la que el deporte, a todos los niveles y disciplinas, presume de valores, el ‘Estu’ se ha propuesto recuperar los suyos. Los mismos que recordó el gran Pancho Jasen en su emotiva carta de despedida el pasado verano. Cantera, esfuerzo, coraje, ilusión y sacrificio podrían conformar el cinco inicial de una plantilla que regresa a sus raíces.

Por encima de la complicada situación financiera, un lastre con el que la entidad ha lidiado desde hace algunos años y que alcanzó su mayor expresión en febrero de 2010 cuando el concurso de acreedores era la única solución, están las ganas por volver a recuperar el terreno perdido. La nostalgia invade a los ‘dementes’ cuando recuerdan a un yogurín, aunando la inconsciencia y el desparpajo propio de la edad, llamado Sergio Rodríguez poner contra las cuerdas en el Palau a los Navarro, Bodiroga, Fucka y compañía en un emocionante quinto encuentro de las finales ACB. Corría la temporada 2003/2004 y aquel grupo hizo recordar por un momento a los años dorados, con la copa del Rey del año 2000 en Vitoria o con la final de la Korac perdida ante el Barcelona en 1999. Dos románticos acontecimientos que hoy, a pesar de quedar lejos en el tiempo, más que nunca siguen vivos en las retinas de la afición estudiantil.

Y ese más que nunca tiene nombre y apellidos. En este caso por partida doble: Pepu Herández y Carlos Jiménez. Ilustres personajes, historia viva de Estudiantes que vuelve con energías renovadas tras unos años lejos pero con un nostálgico ojo mirando, aunque fuera de reojo, a la actualidad del Ramiro. Pepu regresa tras seis temporadas en las que no ha hecho más que consagrar su carrera a nivel profesional. Como seleccionador llevó al combinado nacional al cetro mundial en 2006. Aquel año, sin pensar en una futura vuelta, recibió la insignia de oro del club. Lo que pasó más tarde es sabido por todos: el ‘conflicto de intereses’ de uno (José Luis Sáez, presidente de la Federación Española de baloncesto) y los ‘motivos personales’ alegados por la otra parte en conflicto (el propio Pepu) privaron al último de encabezar la expedición consiguió la plata en los Juegos de Pekín en 2008. Ya fuera en el coso taurino de Vistalegre, el Madrid Arena de la Casa de Campo o el rejuvenecido Palacio de los Deportes, nadie se olvidó ni un momento del movimiento de su media melena en los momentos de tensión. Tampoco del lunar y la perpetua barba que cubre parte de su rostro otorgándole un carácter único ‘made in’ Estudiantes. Entre unas cosas y otras, como entrenador de cantera, técnico asistente del primer equipo y máximo responsable del banquillo, más de 30 de los 53 años llenos de salud y vitalidad que le contemplan los ha pasado aquí, en casa.

Algo similar, esta vez vestido de corto y dentro del parqué, ocurre con Carlos Jiménez. El incombustible alero regresa a su ciudad con 35 años, cinco después de fichar por el Unicaja de Málaga, alcanzar los 600 partidos en ACB y acumular en su palmarés seis medallas con la selección, solo por detrás de Felipe Reyes, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro (con siete tras el oro en el Eurobasket de Lituania). El rey del intangible no acapara los focos, algo que casa con su introvertida personalidad. 13 años en el equipo, 12 en el primer equipo y uno previo en el EBA, le elevan de manera inequívoca a la categoría de institución. Tras algunas dudas, y el fantasma de la retirada asomando en el horizonte, la llegada de Pepu fue el empujón necesario para continuar. La estabilidad y ayuda necesaria para los nuevos que llegan pisando fuerte. Y a todo esto, Nacho Azofra haciendo encaje de bolillos. El director deportivo, tras un intento frustrado como ayudante en los banquillos, ha previsto una plantilla compensada y con el clásico modelo de canteranos, unido al talento importado desde Estados Unidos, como seña de identidad. Jaime Fernández y Jayson Granger, renovado por dos temporadas más, ejercerán de bases. A priori, una apuesta arriesgada dada la juventud y la inexperiencia de ambos. A ellos se les suman Daniel Clark, ala-pívot en constante evolución, y Yannick Driesen, center suplente con mucho que demostrar. Ambos extendieron su relación contractual hasta el próximo 30 de junio. Caras nuevas las de Víctor Serrano, pívot que regresa tras su cesión al CB Canarias; Edu Martínez, alero con potencial que sube al primer equipo y la más que posible inclusión de Álvaro Lobo quien con 19 años tiene el tiro y la garra suficiente para aportar minutos de calidad como escolta suplente. A todos, aparte de Jiménez, les guiará la experimentada voz de Germán Gabriel, capitán por méritos propios.

Además de la fidelidad y el buen trato a los jóvenes, el talento importado no es para nada un pecado. Un tridente con sabor NBA así lo corrobora. Desconocidos para el aficionado medio, Antoine Wright, Cedric Simmons y Luis Flores llegan como el termómetro encargado de medir las opciones del equipo a final de campaña. Wright y Simmons, dos números 15 del draft en 2005 y 2006 respectivamente, son el complemento perfecto. El primero, procedente de China, anota de forma compulsiva y tiene encomendado el papel de líder. Por su parte, Simmons es otro trotamundos que no cuajó en la mejor liga del mundo. Llega del Kavala griego donde logró ser máximo reboteador de la competición con 10 rechaces por noche.

Para completar el equipo llega Luis Flores. Descartado el fichaje de Chris Lofton el deseo de Pepu de contar con un tirador experimentado se hizo realidad. A sus 30 años, este dominicano no ocupará plaza de extranjero en virtud del recurrente acuerdo Cotonou. Aunque solo pasó dos años en la NBA, sus inicios tienen sabor americano. El 22 de marzo de 2003, en pleno March Madness, se enfrentó a un jovencito Carmelo Anthony (17 puntos y 9 rebotes), líder de la Universidad de Syracuse. Flores (20 puntos, 7 asistencias, 4 rebotes y 2 robos) era una pieza clave en el esquema de la Universidad de Manhattan. Pese a su destacada actuación individual, el dominicano no pudo evitar despedirse de la temporada tras caer 74-65 ante quienes, a la postre, se harían con el título de la NCAA aquel año.

Parafraseando el inolvidable discurso de Pepu en la madrileña Plaza de Castilla en el mágico verano de 2006: "Os voy a decir una palabra. Y escuchadla bien, porque va a ser una palabra muy importante”. Visto así, el anhelado ‘ba-lon-ces-to’ resurge en Serrano 127. El lugar donde empezó todo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Que el Baloncesto no pare

Desde que finalizó la temporada NBA, y con el vigente cierre patronal que en este momento no garatiza el comienzo de la próxima campaña, los aficionados andan huérfanos de encuentros serios. Momento de ligas de verano encubieras y partidos amistosos que hacen las delicias de los millones de fans que habitan a lo largo y ancho de la geografía estadounidense. Muchas estrellas no han querido echarse a perder y mantienen la forma a base de estos partidos. Y el pasado domingo, 'La catedral de Philadelphia', el mítico Palestra, se vistió con sus mejores galas. Había motivo. Grandes nombres en un pabellón que ha visto jugar a hombres de la talla de Julius Erving o, más recientemente, Kobe Bryant.

El 'Melo Stars of Baltimore', liderado por Carmelo Anthony, LeBron James y Chris Paul cayeron ante el 'Philly Team' por 131-122. La juventud y las ganas de nombres como Tyreke Evans (18 puntos y 18 rebotes), rookie del año en la temporada 2009/2010, Lou Williams (31 puntos), Hakim Warrick (19 puntos y 12 rebotes), Kyle Lowry (34 puntos) o Jason Thompson eclipsaron a las grandes estrellas. En el lado del alero de los Knicks no estuvo Kevin Durant, uno de los hombres más activos este verano. Durantula se borró de la cita. A pesar de ello el alero de los Thunder, y máximo anotador de la Liga las dos últimas campañas, ha brillado con luz propia en alguna de las canchas con más relumbrón, tanto a nivel profesional como a nivel 'playground', de los States.

Ausencias aparte, los 8.722 espectadores que abarrotaron la calurosa sede de la Universidad de Pennsilvania, más aún sin aire acondicionado, disfrutaron de un buen espectáculo en el que desde el inicio tuvieron claro uno de sus cometidos: abuchear a LeBron. Ya en la presentación previa al choque, 'King' James (43 puntos y 23 rebotes), como ocurriera en las pasadas finales, recordó aquello de que los mejores nombres no forman los mejores equipos. Melo (31 puntos y 17 rebotes) y CP3 (6 puntos y 8 asistencias con 3/12 en triples) no rayaron a la altura. Con ocho efectivos en plantilla, los tres disputaron los 48 minutos. Los jovenes chicos de Philly salieron impusieron un ritmo muy alto desde logrando un parcial de 22-6 en unos pocos minutos. Con el paso de los minutos, las livianas defensas y dar privilegio al espectáculo tendieron a igualar el restultado. Quizá lo menos importante en los tiempos que corren.

Tal y como rezaban las camisetas de ambos equipos antes del partido, "Basketball don't stops" (el baloncesto no para) era el objetivo así como ayudar a recaudar fondos para crear escuelas y canchas en algunos de los lugares más desfavorecidos, donde el baloncesto constituye una de las grandes esperanzas de sus habitantes. Como muestra de ello, en el descanso del partido Anthony y Hakim Warrick, compañeros de equipo en la Universidad de Syracuse campeona de la NCAA en 2003,  recibieron cada uno un cheque por valor de 25.000 $ de los organizadores del encuentro, proveniente de la recaudación….. A 35 dólares por entrada, hagan cuentas. 

Tras el encuentro, Melo mostró su particular visión de la falta de entendimiento entre jugadores y propietaros para firmar un nuevo convenio laboral que permité desbloquear el cierre patronal. "Mi meta principal, es que los jugadores estemos unidos como lo estamos haciendo. No sé cuánto poder tenemos (los jugadores) ahora mismo pero apoyamos  a Bill Hunter (Director Ejecutivo de la Asociación de Jugadores) al 100%", aseguró. Algo que realmente no gartantiza que el ansiado entendimiento llegue a buen puerto. Mientras, tal y como reconoce el propio Melo, hay que "seguir haciendo cosas como esta, seguir jugando y continuar dando a los fans lo que quieren. No es todo lo que ellos quieren, porque lo que quieren es una temporada, pero bueno, algo es algo."

Lo que Melo no había contado

En lo estríctamente deportivo, el encuentro no dio para mucho. Pudimos ver a un Carmelo Anthony algo trabado (9/24 en tiros de campo y 12/14 en tiros libres) en su juego de ataque. A pesar de perder cuatro kilos este en verano hasta parar la báscula en 104, se le vio demasiado prudente a la hora de ir al rebote y en otras acciones susceptibles de provocar cualquier tipo de lesión. Todos los medios congregados en Philadelphia se miraron sorprendidos cuando, tras el partido y según publica este lunes el New York Post, el jugador reconoció que el pasado mes de mayo se sometió a dos operaciones en su rodilla izquierda y su codo respectivamente.

En su momento, los Knicks no hicieron pública ninguna información al respecto. Desde la franquicia neoyorquina se limitadon a comentar que el jugador estaría de baja unas semanas debido a una bursititis inflamación de la bursa, saco que contiene líquido y su función es actuar como colchón o amortiguador de los golpes que puedan presentarse entre un tendón y un hueso) crónica que afecta a su codo. De la rodilla, ni rastro. "Me llevaban molestando siete años", expresó. Con este dato, todo se entiende mejor.

El hombre que desde febrero llena murales a lo largo y ancho de la ciudad de los rascacielos, empezó a recuperar su forma a principios del mes de agosto. Desde entonces solo piensa en volver a entrenar a un ritmo normal. "Me siento bien física y mentalmente. Ahora solo pienso cómo iniciar la próxima semana. Los partidos benéficos son divertidos pero al mismo tiempo queremos que sirvan de algo."

martes, 20 de septiembre de 2011

Del chachachá de Artest al 'My way' de Barkley

Mientras los David Stern, Bill Hunter o Derek Fisher, entre otros mandamases, proponen nuevas reuniones en las que seguir negociando con el fin de cristalizar en el ansiado acuerdo que ponga fin al tenso cierre patronal de la NBA, otros parecen tener la mente ocupada en otros menesteres. Dos figuras, dentro y fuera del parqué, una en activo y otra que pasó a la categoría de leyenda hace algunos años, optan por 'matar' el tiempo de la manera más divertida, que no lucrativa (bueno, en parte sí) posible.

Por un lado, Ron Artest, con quien se especuló que podría firmar mientras durase el lockout por un equipo de la floja liga británica y que hace unos días adoptó de forma oficial la identidad de 'Metta World Peace', se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la decimotercera temporada del reality show 'Dancing with the stars'. El programa, un 'Mira quien baila' a la americana, es emitido por la prestigiosa cadena ABC y cuenta con la presencia de celebridades de la talla de Elisabetta Canalis, exnovia de George Clooney, Robert Kardashian o Chaz Bono. Como no podía ser de otra manera, el excéntrico, cada vez lo es menos dentro de la pista, alero de los Lakers ha tenido un comienzo arrollador. A ritmo de un moderno chachachá y con un teñido rubio platino muy llamativo, Ron Ron y su explosiva bailarina Peta bailaron a ritmo del tema 'Krazy', que el artista norteamericano de origen cubano Pitbull. Otro que ha optado por divertirse, mientras aguarda paciente a ocupar su puesto de comentarista en la TNT, es un fijo de los saraos como Charles Barkley. El pasado fin de semana, tras un torneo de golf benéfico organizado por el ganador de 11 anillos Bill Russell en Long Island, una de grandes pasiones junto a las apuestas de todo tipo, 'El Gordo' se fue a un Karaoke para deleitar a los presentes con su particular versión del 'My Way' de Frank Sinatra, uno de los himnos del país de las oportunidades. Ver para creer.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Radiografía de un desencuentro

El pasado 30 de junio acabó por confirmarse lo esperado. Un día después, la NBA echaba el cierre. Al menos de momento. Tras numerosas jornadas de negociaciones entre el sindicato de jugadores y los propietarios no hubo acuerdo. Ahora se abre un periodo en el que las dudas y la incertidumbre son las reinas de la no fiesta. Mucho es lo que se ha hablado y escrito sobre el archiconocido 'lockout'. Un término anglosajón que tiene un porqué, unas causas, unos precedentes y unas consecuencias. Un aura de misterio y dudas rodean el futuro la mejor liga de baloncesto del mundo. Y esto será así hasta que un acuerdo, en forma de un nuevo convenio colectivo se haga efectivo. En primer lugar, hay que aclarar que el lockout es una medida que parte de los propietarios de las franquicias y no de los jugadores. Los patronos de las franquicias deciden clausurar la actividad de la que es su empresa. Nada tiene que ver con lo que sería una huelga en la que son los trabajadores, jugadores en este caso, los encargados de tomar la iniciativa. Pero, ¿qué hay en juego?

Muchas son las imágenes del Comisionado de la Liga, David Stern, o Billy Hunter, director ejecutivo de la asociación de jugadores, pero de qué hablaban en lujosos hoteles de Las Vegas o Nueva York. El reparto de la tarta en forma de millones es la verdadero origen del desencuentro. Los propietarios lo tienen claro: la cada vez mayor flexibilidad del tope salarial tiene la culpa. Un tope que la propia NBA, con Stern a la cabeza, se apresuró a reducir el pasado abril hasta los 56.1 millones de dólares para la próxima temporada. Con ellos los equipos deben pagar a sus jugadores. El problema es que son pocos quienes lo cumplen. Los excesos se pagan en forma de un impuesto de lujo lo que ha provocado que en el último ejercicio 22 de las 30 franquicias hayan registrado unas pérdidas de 370 millones de dólares. Un coste demasiado elevado del que los jugadores dudan de su veracidad. En estos momentos, el 57% de los ingresos (relacionados con el baloncesto, los llamados BRI) de los equipos tienen como destino el afrontar el pago de salarios a las plantillas. Algo que se ha tachado de insostenible desde la NBA. La primera propuesta de los jugadores fue reducirlo hasta el 54.3%. Sin embargo, los propietarios exigen llegar hasta el 50% para cada uno de los agentes en conflicto. Ello implicaría reducir la masa salarial entre 700 y 800 millones de dólares durante los próximos cinco años. Lejos de los 500 millones de dólares en los próximos cinco años que supondría aceptar las pretensiones del sindicato de jugadores.

Diferencias a priori insalvables. Además de la ya sabida cancelación de las Ligas de Verano y los partidos en tierras europeas, se cancela cualquier tipo de actividad de las franquicias con los jugadores. Desde la simple entrada al pabellón y al resto de instalaciones de los equipos hasta la pérdida del seguro médico, pasando por la supresión de todo tipo de comunicación entre agentes y equipos y por ende cualquier traspaso. Sólo podrán tener contacto con los representantes del sindicato de jugadores (Derek Fisher, Keyon Dooling, Matt Bonner o Roger Mason entre otros), siempre y cuando el tema de debate sea la negociación de un nuevo convenio. Todo ello sumado al despido de personal y la clausura de oficinas (en Europa solo sigue abierta la de Londres). En definitiva, más leña a un fuego que parecía incontrolable y que ha terminado por dibujar un panorama que roza el esperpento.

Los conflictos laborales han formado parte de la NBA casi desde sus inicios. Los jugadores se organizaron en 1954 y tres años después la liga reconoció formalmente al sindicato. En 1964 la amenaza de una huelga en el All-Star forzó a la adopción de un plan de pensiones Tras fuertes disputas, las partes acordaron compartir los ingresos e instaurar la figura del tope salarial en 1983. En 1970 y 1987 los jugadores presentaron demandas antimonopolio en los tribunales, algo similar a lo que ocurre en estos momentos tras la denuncia que la asociación de jugadores ha presentado contra la liga aludiendo prácticas laborales injustas. Después de ello, y como retales más inmediatos en el tiempo se encuentran tres cierres patronales. El primero en 1995 cuando el paro duró 74 días. Al año siguiente, dos horas fue el simbólico periodo durante el que se prolongó la escisión. Sin embargo, en la mente de todos aguarda lo ocurrido en la temporada 1998/1999. Aquel año, el del primer anillo de la era Duncan-Robinson, el trato no llegó hasta el día de Reyes de 1999 y la temporada regular se vio reducida de los 82 encuentros previstos a 50. Sobre la bocina. De haber llegado un día más tarde, la temporada al completo hubiera quedado cancelada. Por el bien de todos, esperemos que el acuerdo sea cuestión de tiempo. Sobran las razones. Faltan los motivos.

Verano para recurrir a la nostalgia, dejarse llevar por el romanticismo y volver a la esencia. Las estrellas han hecho las delicias de los aficionados en los míticos playgrounds y otros pabellones de relumbrón. Al fin y al cabo, salvo Chris Paul ningún jugador con contrato astronómico ha mostrado excesiva preocupación por la situación y se ha animado a presionar como hiciera Michael Jordan en 1998 a pesar de estar retirado. Del acuerdo, ni rastro. Tras dos infructuosos meses en lo que a reuniones y avances se refiere, con final de la época estival, se empezó a dilucidar cierta tensión en el ambiente. Todo bajo la batuta y alguna amenaza desmentida del incombustible David Stern, amo y señor del negocio. Pese al día de descanso del jueves, la última semana de septiembre se antojó más fructífera que las anteriores. Tras la cancelación por parte de la liga de 43 partidos de pretemporada, a disputar entre los días 9 y 15 de octubre, llegaron las ‘concesiones’. En caso de acuerdo, se incluiría un límite salarial algo más flexible preservando además los contratos garantizados de los trabajadores, una de sus mayores preocupaciones en los tiempos que corren.

A cambio, los recortes llegan por otros frentes. Los propietarios aumentaban del 46 al 48 por ciento la parte de los BRI para los jugadores. Derek Fisher y el sindicato se plantan en el 52 por ciento. Según informó detalladamente la ESPN, los multimillonarios consideran oportuna una reducción progresiva de los salarios totales: el cinco por ciento la próxima campaña, el 7,5 la 2012/2013 y hasta del 10 por ciento en la 2013/2014. No crean, aún hay más. Un impuesto de lujo proporcional al gasto. De esta forma quien sobrepase el límite salarial, fijado en 70 millones de dólares pagará dos dólares por cada dólar de más, tres en caso de que se superen los 75 y cuatro en caso de que la cifra exceda los 80. Otras medidas menos conocidas para el gran público exigidas por los propietarios son: inhabilitar la posibilidad de firmar por un equipo para ser traspasado (el conocido como 'sign and trade') además de la excepción bianual por valor de dos millones de dólares; controlar la ‘Bird exception’, recurso por el que las plantillas pueden superar el límite salarial para rescatar a sus propios agentes libres, a un jugador por temporada; recorte de la ‘mid level exception’, de los 5,8 millones de dólares hasta los tres millones anuales al tiempo que se pretende limitar los contratos de la clase media a un máximo de tres campañas en contra de las cinco vigentes.Al cierre de esta edición y a falta de la esperadísima, como tantas otras, reunión del primer fin de semana de octubre con la ciudad de los rascacielos de nuevo como escenario, estos son los puntos calientes puestos sobre la mesa de negociación. El abanico es bastante reducido: el fin del lockout o, ante la falta de acuerdo, la pérdida de partidos como ya ocurriera hace ahora trece años.

España, oro por derecho

Todo salió a pedir de boca. Como en el más fantasioso y ambicioso de los sueños, España revalidó el cetro continental, primera ocasión desde que los Danilovic, Djordjevic, Bodiroga lo lograran en 1997, tras superar a Francia en la final por un claro 98-85. El talento ganó la batalla al músculo. Liderados por un Juan Carlos Navarro (27 puntos y MVP del torneo) en plan estelar, España sacó a relucir su mejor cara. Una vez más, nuestros vecinos recurrieron a un Tony Parker (26 puntos) para sacar las castañas del fuego. Pero nadie pudo frenar a una maquinaria española engrasada a la perfección. Momento para disfrutar, recordar a los que no están y, por qué no, reconocer el buen trabajo de la mejor generación del baloncesto patrio. Llega la séptima medalla, tras las conquistadas en los europeos de 2001 (bronce), 2003 (plata), 2007 (plata), 2009 (oro), el Mundial de Japón en 2006 (oro) y los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 (plata), de una generación inigualable.

Un encuentro que empezó con todas las espadas en alto. Francia conocía cuáles eran sus armas y trataría de explotarlas desde el inicio. Interesaba un tempo en el que el físico fuera el protagonista. España no se dejó impresionar y, después de algún despiste defensivo, trató de jugar sus cartas y le salió bien. Cuando el repertorio es extenso y amplio, la victoria parece más fácil. Más con la lección aprendida desde casa. El plan pasaba por nublar las ideas Tony Parker, el cerebro galo. Había tres oportunidades para hacerlo. Así lo decidió Scariolo pocos días antes de iniciar la aventura en tierras lituanas. Calderón (17 puntos) algo gris durante todo el resto del torneo, dirigió y jugó su particular venganza con Parker, verdugo desde que coincidieran hace 14 años en una semifinal cadete cuando ambos eran dos adolescentes. Junto al extremeño, Ricky y Sada diseñaron el desquicie de un hombre que parecía satisfecho con llegar a la final y mantener sus guarismos anotadores. Desde que un triple de Calderón colocara el 11-10, España no dejaría de liderar el marcador. Como el mejor de los relojes suizos, auspiciados por un Navarro que mantenía la buena forma de toda la fase final, el cúmulo de buenas intenciones de los franceses caían en saco roto al final del primer acto (25-20, min. 10). España ponía la directa y hacía bueno aquello de 'sálvese quien pueda'.

Scariolo, acertado en cada decisión que tomó por primera vez en mucho tiempo, se reivindicó hasta el punto de encharcar sus ojos alm ver la bandera española relucir en el techo del pabellón. Se quitó un peso de encima. Las gracias se las tiene que dar a los jugadores que cumplen en cualquier situación. Con Pau con dos faltas en el banquillo, Ibaka quería celebrar por todo lo alto su 22 cumpleaños. Con su hermana y su mejor amigo como testigos de excepción en la grada, 'Air Congo' dio un golpe sobre la mesa y brilló con luz propia. El congoleño se hizo dueño y señor de la zona con 5 tapones. Los músculos galos se encogían cada vez que veían sobrevolar a un español por derecho. Rudy y Marc eran los principales beneficiados del aturdimiento colectivo que supuso la entrada de 'Ibloka' en pista. Las diferencias se elevaban hasta situarse en la siempre psicológica barrera de los diez puntos (38-28, min. 15). Todo bajo control hasta que Rudy, en un arrebato de niñez desmedida, cometió una absurda falta ante Parker. Primeras chispas del encuentro. Por ahí, había poco que rascar. La brega y los malos gestos no son las señas de identidad de este grupo. Las disculpas del banquillo español a sus colegas no servían de mucho. El daño estaba hecho. Parcial de 0-7 que acercaba a los franceses (46-41, min. 20). Por suerte, Pau despertó de su letargo para poner las cosas en su sitio antes de irse a tomarse en un respiro al vestuario (50-41).

Llegaba el siempre crucial tercer cuarto. Navarro, 29.3 puntos de media en últimos tres partidos del torneo, siguió inspirado y tiró del carro. Francia no encontraba el camino. Parker no era la solución. Y Diaw (12 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias) seguía demostrando la fidelidad al Elíseo. Tiempo para Sada, el tercero en parar el flujo de lucidez rival. Lo hizo y pudo terminar el campeonato con una merecida sonrisa. Un parcial de 7-0 supondría el estacazo definitivo (69-56, min. 27). Francia se cargaba de personales que no hacían más que seguir ampliando distancias desde el 4,60. Y ahí, murió el encuentro. Las aisladas acciones de los franceses, lideradas por Batum (10 puntos) y Gelabale, eran contestadas con más fuerza por un Navarro que miraba al banquillo galo como hacía Jordan con Spike Lee en el Madison. (75-62, min. 30)

Empezó el último cuarto con idénticas sensaciones y con el oro viniendo al encuentro español por enésima ocasión en los últimos años. Diez minutos para disfrutar que solo sirvieron para confirmar el bloqueo galo, sin Pietrus y Noah eliminados, a los que esta vez las cuentas no salían. El día de la batalla final quisieron competir. El problema es que no pudieron. Una muralla construida a base de talento y buenas intenciones les impedía ver más allá. (84-68, min. 33). Navarro seguía haciendo un ocho y buscaba las cosquillas insaciablemente. Pau dominaba en el interior (17 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias) y no le importaba permanecer tras la estela de Navarro, inolvidable compañero de fatigas.

Momento para el sentimiento y la emotividad con la entrada en pista de Felipe y Claver que continuó con los gritos de los 14.500 aficionados, lituanos en su mayoría, pidiendo el MVP para Navarro cuando fue sustituido en los segundos previos al final del encuentro. El 98-85 final no es más que la rúbrica numérica de un juego incontestable. Todos, incluso los franceses que se jactaban al hablar de forma abierta y gratuita sobre la actitud chulesca y prepotente de los españoles, rendidos al 'ba-lon-ces-to' de un grupo irrepetible. La noche será larga. La alegría y emoción invaden los corazones de los aficionados. Una emoción que se vio eleveda a su máxima expresión cuando Felipe Reyes, en una impagable deferencia de Navarro, alzó el pesado trofeo y la encaramó con sus fornidos brazos hacia el cielo de Kaunas. Allí, arriba, su padre Alfonso sonreía orgulloso de su hijo. Hoy más nunca, salió el sol.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Así juega Francia

24 equipos, 19 días y 11 partidos. España y Francia disputarán el próximo domingo (La Sexta, 20.00 horas) la final del Eurobasket de Lituania. Con el billete para los próximos Juegos garantizado llega el momento de luchar por el cetro continental. Un partido sin precedentes. Nunca antes españoles y franceses se han visto las caras en el último partido de un gran campeonato, véase Eurobasket, Mundial o Juegos Olímpicos. Sí lo hicieron cuando estaba en juego ocupar el último escalón del podio. Concretamente en dos ocasiones. La primera, en el Eurobasket de Italia en 1991. Antonio Martín (26) y Jordi Villacampa (25) lideraron el triunfo por 101-83. La segunda, en el Eurobasket de Serbia en 2005 trae un amargo recuerdo. Un tiro imposible de Nowitzki nos dejó sin final. Sin Pau y con el run run de aquel lanzamiento obcecando la mente de los españoles, Tony Parker y Mickael Pietrus se ensañaron de mala manera para combinar 48 puntos y lograr una contundente victoria por 98-68.

La generación de oro del baloncesto español, superando ya por mucho aquella plata de Los Ángeles '84, apura y sigue engrosando palmarés. Las finales se han convertido en el pan de cada día de este grupo de colosales jugadores. Mientras que España se enfrenta a la quinta final en los últimos seis años, Francia no acostumbra a seguir con vida a estas alturas. A la décima fue la vencida y tras nueve varapalos consecutivos en semifinales será la primera ocasión que los galos luchen por colgarse la medalla de oro en un Europeo desde que perdieran la final del Eurobasket de El Cairo en 1949 ante Egipto. Algo que queda anclado en la prehistoria. Eso sí, en Sydney 2000, los Rigaudeau, Sonko, Weis, Foirest, Risacher y compañía lograron la plata tras caer ante el un inaccesible equipo estadounidense. Sin embargo, las referencias históricas solo alimentan el alma de los románticos. Los amantes del 'cualquier tiempo pasado fue mejor' no tendrán cabida en el Kauno Arena.

El presente habla y dice que estamos ante los dos mejores equipos del campeonato. Con algún ligero matiz, era el guión establecido por todos y programado a conciencia por los franceses. Dejando de lado abstenciones e incomparecencias, al límite de lo permitido por la ética, el combate nulo de hace menos de una semana tendrá una repetición con todas las espadas en alto. Tras evitar a Lituania (que luego sería Macedonia) en una hipotética semifinal, la legítima jugada planea por Vincent Collet solo llegará a categoría de maestra si consigue la victoria. Francia no deambulará por la pista como en el premeditato 69-96. El domingo, Tony Parker y Joakim Noah no charlarán de forma amena en el banquillo. Tampoco se alegrarán la vista con las guapas cheerleaders en los tiempos muertos.

Llega Francia en su mejor momento. Confirmando al fin el enorme potencial que atesoran. Tener cinco jugadores en la NBA, serían siete si Turiaf y Pietrus estuvieran, ya no asusta. Menos cuando España acumula seis. Una derrota, de aquella manera, en diez encuentros tampoco es motivo de preocupación. Un paupérrimo último cuarto ante Turquía trajo también la única derrota española en el torneo. Caminos parejos que estaban predestinados a encontrarse de nuevo. La no siempre habitual justicia deportiva hizo acto de presencia para un duelo que apunta ser fratricida. Nadie esconderá nada. Las cartas lucirán boca arriba sobre el tapete. El sistema de juego de los franceses no sorprende a nadie y Scariolo conoce al dedillo los vicios y las virtudes del rival.

Con Tony Parker (21.7 puntos, 3.3 rebotes y 4.3 asistencias) como líder indiscutible dentro y fuera de la pista, las victorias llegaban y la sonrisa inundaba las caras de la expedición gala. Encuadrados en el llamado grupo de la muerte, la primera fase fue un camino de rosas. Salvo el angustioso triunfo en la prórroga (97-96) ante Serbia, a la postre otra de las decdepciones del campeonato, Italia (84-91), Alemania (76-65), Israel (68-85) y Letonia (89-78) no supusieron demasiados apuros. Una preparación prolongada. Con los deberes hechos en la segunda fase, más con sendos triunfos ante Turquía (64-68) y Lituania (67-73), momento para especular de cara a los temidos cruces. Si perdían con España en sabían que se encontrarían con una Grecia sin los grandes nombres de los últimos años y de paso evitarían un hipotético enfrentamiento con Lituania en semifinales. Con precedentes poco alentadores en la retina, el tiempo ha terminado dando la razón a los franceses. Razón no exenta de sufrimiento. Los griegos sorprendieron y a punto estuvieron de quedarse en el camino víctimas de su propia trampa. Parker no lo permitió y terminaron imponiéndose por 64-56. En las semifinales tocaba una Rusia invicta. Premio a la consistencia y nuevo triunfo por 79-71.

A priori parece fácil. Pero detrás de todo se encuentra un grupo que trabaja y explota al máximo los recursos que la madre naturaleza dio a cada uno de sus integrantes. Bajo la estela de Parker, Boris Diaw (7.6 puntos, 4.8 rebotes y 2 asistencias), Joakim Noah (8.8 puntos, 8 rebotes y 1.1 asistencias) , Nico Batum (14.2 puntos, 3.1 rebotes y 1.4 asistencias) y Florient Pietrus (2.5 puntos y 3.5 rebotes) , tras la inoportuna lesión de  Gelabale, completan un quinteto en el que la intensidad defensiva es consecuencia directa de la capacidad atlética que les permite saltar mal alto y correr más rápido que el resto.

Tras muchos veranos dedicados en cuerpo y alma a su país, Parker, triple campeón de la NBA con los Spurs, y Diaw, se partirán el brazo por acompañar en sus vitrinas con un oro el solitario bronce de 2005. Tras ellos, como ocurre en su rival del domingo, la segunda unidad baja el listón. Collet lo sabe y no da excesivo cuartel a los  Traoré, Seraphin, Kahudi, Albicy y Tchicamboud quienes tuvieron su momento de gloria en el esperpento ante España. Se salva Nando De Colo. El blanco del grupo dispone de 18.6 minutos para revolucionar y salvar alguna papeleta. Así fue ante Lituania con 11 puntos en el último cuarto que fueron la puntilla para la anfitriona. El resto, cuerpos de ébanos hechos de pura fibra, parece que no cumple con los requisitos mínimos.

Así las cosas, las opciones pasan por las eléctricas penetraciones y las paradas en seco a tres-cuatro metros de Parker, el mejor base de Europa con mucho. El MVP de las finales NBA en 2007 es el verdadero pulsómetro de esta Francia que llega a la batalla con madurez y las ideas claras. Noah, uno de los exponentes del mestizaje del país galo, es la referencia interior. Pero necesita ayuda. El pívot de los Bulls reduce prestaciones en ataque para centrarse en la defensa, su mayor virtud. Boris Diaw, el menos atlético de todos, suple los kilos de más con una calidad inigualable. Puede ocupar las cinco posiciones sin desentonar. Este año le tocó hacer de cuatro. Un falso ala-pívot que obliga a salir fuera a defender para sacar a relucir un exquisito tiro de cinco metros. Batum, prodigio natural, está encantado de ser el escudero de Parker. Asumir el rol de líder le asusta y como secundario se encuentra en su salsa.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Jordan habla más de la cuenta

En boca cerrada no entran moscas y, en principio, sale barato. Sin embargo, cuando la abres, corres el peligro de pagar las consecuencias. Más aún en tiempo de lockout. El Comisionado de la NBA, David Stern, y compañía lo tienen claro. Una de las irreprochables normas,  mientras se prolongue el vigente cierre patronal que daría al traste con el inicio de la próxima campaña, es evitar cualquier tipo de declaración u opinión acerca del paro que exceda los límites marcados por las reuniones entre el sindicato de jugadores, propietarios y la propia liga (la próxima tendrá lugar este mismo martes). Así, en un comunicado previo al 1 de julio, día en que expiraba el anterior convenio colectivo, se advertía que estos comentarios podrían ser sancionados con una multa de hasta un millón de dólares. 

Michael Jordan no parece haber captado el mensaje. Según publica este martes el periodista Chris Broussard, El seis veces campeón de la NBA con los Chicago Bulls en la década de los noventa, y actual propietario de los Charlotte Bobcats ha sido multado con 100.000 dólares. El pecado llegó a través de unas declaraciones de 'Su Majestad' al diario australiano 'The Herald Sun'. En ellas aludía a la necesidad de compartir ingresos entre jugadores y propietarios además de hacer mención al jugador de los Milwaukee Bucks, y uno de los ídolos nacionales en territorio 'aussie', Andrew Bogut. 

Algunas de sus declaraciones, que recoge este martes la ESPN, fueron claras y muestran el parecer de los propietarios de las franquicias: "Necesitamos una gran cantidad de apoyo financiero de la liga, así como una mayor participación en los ingresos para mantener el negocio a flote", expresó. En este tira y a floja por hacerse con la mayor porción del pastel posible, Jordan reconoce cierto margen de reivindicación a los jugadores, que en principio, se niegan a perder cientos de millones de dólares durante los próximos años. "Tenemos estrellas como Bogut que tienen derecho a cierto tipo de demandas. Pero para nosotros, para ser rentable en los mercados pequeños, tenemos que ser capaces de ganar partidos y formar un equipo de baloncesto mejor.", concluyó un hombre que ahora vive al otro lado de la valla. 

¡Jueguen!

El Kauno Arena ya reluce engalanado en el núcleo económico, académico y cultural de Lituania. 50 millones de euros fueron los culpables de dar forma a este reducto de modernidad. Sus 14.502 asientos esperan pacientes antes de ser ocupados por fervientes aficionados, lituanos principalmente, listos para la hora de la verdad. Y es que Kaunas acogerá desde el próximo miércoles y hasta el domingo la fase final de uno de los mejores europeos de los últimos tiempos. Tras disputar ocho encuentros en 12 días, las ocho selecciones clasificadas para los cuartos de final, librarán una lucha encarnizada. Es momento de dejar a un lado las elucubraciones. La célebre expresión anglosajona del 'win or go home' adoptará durante los próximos días su máxima expresión. En juego, el cetro continental y dos billetes directos para la cita olímpica del próximo verano. Del tercero al sexto puesto deberán pasar por un siempre incómodo pre-olímpico.

Hace algo más de un año, la FIBA sorprendió a todos y amplió de 16 a 24 el número de selecciones que participarían en el torneo. Prevista para el Europeo de 2013 que se disputará en Eslovenia, la decisión llegó antes de lo esperado. Las presiones lituanas tuvieron mucho que ver en este controvertido asunto. La exrepública soviética quería ser la primera en contar con la versión larga del torneo. En principio, España, Serbia, Grecia, Slovenia, Francia, Croacia, Alemania, Lituania, Rusia y Turquía fueron las representantes en el Mundial de 2010. Esto les reservaba de forma automática un billete para Lituania. Otros tuvieron que hacer frente a una liguilla que el tiempo ha dado como innecesaria. Gran Bretaña, Montenegro, Israel, Macedonia y Bélgica se ganaron por mértios propios su presencia. Históricos como Italia quedaron fuera. Tras la decisión del organismo que gobierna el baloncesto mundial, polémica en cualquier caso, Italia, Letonia, Ucrania, Bosnia, Georgia, Bulgaria y Polonia, que se iban a batir en duelo por la última plaza, se toparon con la clasificación. Magníficos los dos patitos, pero quedaban dos invitadas. Portugueses y fineses superaron a Hungría. Criticado por muchos (11 encuentros en 19 días se antojaban agotadores), el espectáculo ha terminado por callar bocas. El baloncesto ha sido el gran beneficiado. Luego llegó el sorteo. Otro cantar. Puro, sin condiciones y caprichoso como de costumbre, concentró al grueso de los favoritos en los dos primeros grupos. Mayor protagonismo para los secundarios. Alemania, Turquía, incluso una apagada Italia, se perdieron por el camino. No hay excusas. Están todos los que son y son todos los que están.

España- Eslovenia (Miércoles 14, 17.00). Siempre favorita


Volvió la mejor España cuando más se la esperaba. Aunque los buenos resultados, solo una derrota ante Turquía en su haber, España no tuvo un inicio demasiado halagüeño. Con el 'Pau sistema' como seña de identidad, el ala-pívot de los Lakers aglutina buena parte de las opciones de revalidad el título conseguido en Polonia. Sin él en la pista, las referencias se disipan. No lo vemos claro y empiezan las dudas y las decisiones equivocadas. Las últimas tres victorias han dado alas y motivos para, no recuperar una fe que nunca se perdió, pero sí confirmar que el desmaquillante hizo efecto, las ojeras desaparecieron y España llega radiante como la más bella de las novias.

Enfrente un grupo venido a menos. Con algo más de dos millones de habitantes, hubo un tiempo en el que fue la región del planeta, exceptuando Estados Unidos, con más jugadores en la NBA por metro cuadrado. Hoy día la cosa ha cambiado ligeramente. Bajo la dirección de un viejo conocido de la afición española como Boza MaljkovicLakovic, Lorbek, Udrih y Smodis resisten con la dinastía Dragic (el NBA Goran y el pequeño Zoran) y un talentoso Mirza Begic que recuerda a aquel que maravilló en Kaunas. para liderar a un grupo con un equipo que no debería plantear excesivas dificultades. Los 67,8 puntos por partido contrastan con los 82,6 de España. Aunque el resto de la estadística anda pareja, la vigente campeona es clara favorita, tal y como asume el viejo Boza en un discurso demasiado victimista. Tácticas. 

Macedonia - Lituania (Miércoles 14, 20.00) El orgullo de un país


En principio una lucha desigual. Macedonia llega como la gran confirmación, que no revelación. Entrenados por Marin Dokuzovski, se meten por primera vez en la historia en una fase final. Y lo hacen por méritos propios. Sin nada que perder, un cinco de garantías les mantiene vivos. En el puesto de base, el estadounidense Bo McCalebb (20.6 puntos, 3.1 rebotes, 3.9 asistencias y 2.3 robos) divide repetidamente sin piedad las zonas rivales. Asume la responsabilidad alejándose del estereotipo de americano 'chupón'. 14 tiros en 34 minutos por encuentro no se antojan desmedidos. Más, siendo, junto a un angel atrapado en un cuerpo de bistonte llamado Pero Antic (11.3 puntos, 8.8 rebotes y 2 asistencias), el termómetro del equipo. Culminan el plantel un Vlado Ilievski, hombre de plena confianza del entrenador (37.1 minutos en pista), que aporta veteranía y calma en los momentos de emoción; el alero Vojdan Stojanovski, tiro exterior y defensa, y el veterano ala-pívot Todor Gechevski completan un quinteto que conoce oculta sus carencias y saca el mayor partido a sus virtudes. Preocupa el poco dominio interior, dado el gusto de sus interiores por el baloncesto moderno, ese en el que los hombre altos deambulan por la línea de tres, y el cansancio de sus estrellas, explotadas hasta la extenuación. No hay mucho más. Llegan después de perder dos encuentros ante Montenegro (70-65) y Rusia (63-61).

Guste o no, parece evidente que la aventura llegará a su fin en unas horas. La anfitriona no está para bromas. Ante un público que vive con bendita locura este deporte, la victoria es una obligación. Kemzura mezcla juventud y experiencia como ningún otro. Los egos andan calmados y todos luchan en bloque con el único objetivo de ganar. Para muestra un botón: seis jugadores se mueven en unos guarismos comprendidos entre los 8.9 puntos del nuevo madridista Martynas Pocius y los 11.8 de un exblanco como Rimantas Kaukenas. Todos cuentan y todos se sienten importantes. Las rotaciones, minuciosamente calculadas, hacen jugar a cada uno el rol para el que fueron concebidos. Más allá de su condición de anfitriona, y lo que podría conllevar, hablamos de un grupo excelente. Guiados, dentro y fuera de la pista, por un Jasikevicius pletórico (10 puntos y 5 asistencias en menos de 18 minutos), que vive un pasional romance con el futuro inmediato de Lituania Jonas Valanciunas. Con la honestidad por bandera, si una desgracia no lo remedia, será el rival de España en semifinales.

Francia – Grecia (Jueves 15, 17.00). Una apuesta arriesgada


Cuando en el último encuentro de la segunda fase ante España, Vincent Collet optó por dejar bromeando y charlando animadamente en el banquillo a Joakim Noah y Tony Parker, en su cabeza, por mucho que se trate de negar la mayor, solo había hueco para una idea: perder. Como lo oyen. Francia se abstuvo de la brega de una forma ridícula, impropia de un equipo profesional. Por desgracia, no será la primera ni la última vez. El profesor Collet intentó jugar al despiste al término del partido recurriendo a un argumento falaz. “Ya vimos lo que pasó en el Europeo de 2009. Entonces nosotros quedamos los primeros en la seguna fase y España fue la cuarta de su grupo. Nos enfrentamos en los cuartos y nos eliminaron”. Cualquier individuo con un mímino de lucidez sabe que, con la clasificación en el bolsillo antes del partido además de conocer de antemano el rival en cuartos en caso de pasar como segundos, el verdadero motivo de la estrepitosa derrota (69-96), tras llegar al choque con un currículum impoluto, residía en evitar a Lituania en una hipotética semifinal. De esta decisión se derivan a su vez dos confusas conclusiones. La primera, que en Francia, admirable optimismo, dan por hecho que ganarán a los griegos en cuartos y, en segundo lugar, que la condición de anfitriona de los chicos de Kemzura, a lo que ganaron 67-73, asusta cuando en juego está un billete directo para los próximos Juegos Olímpicos y la opción de ganar el campeonato. No hay marcha atrás. La decisión está tomada y habrá que esperar a los próximos días para que la controvertida decisión dicte sentencia. 

Para empezar, llega la despreciada Grecia. Con el debutante Ilias Zouros, actual técnico del Zalgiris Kaunas, al frente, el combinado heleno ha tenido que reinventarse. Entre lesiones y opciones personales, nombres ilustres como los de Papaloukas, Diamantidis, Tsartsaris, Spanoulis, Mavrokefalidis, Schortsanitis y Perperoglou han quedado fuera de la lista. Mucho se ha tenido que estrujar el cerebro para diseñar una plantilla de garantías dispuesta a mantener en liza a este histórico del baloncesto europeo. Juventud (la edad media de la plantilla bajó dos años respecto al Mundial de Turquía) y ambición sobran. Faltan las referencias. Zisis por fuera y Bourusis en la pintura son las puntas de un Iceberg con un hielo que , Con un Calathes en la posición de base que no está refrendando la confianza depositada por Obradovic en el Panathinaikos, deberán aprovechar la versatilidad de hombres como Fotsis, Kaimakoglou y Papanikolaou para atacar a los galos. Kostas Koufos, único ciudadano griego en la NBA, puede ser un factor a tener en cuenta, siempre y cuando el grupo engrase la maquinaria que le permitan recibir balones. Lo de fabricarse sus propios tiros no es uno de los puntos fuertes del pívot de los Denver Nuggets. Por último aún esperan, desde Creta al Peloponeso, que el microondas Vasileiadis entre en ebullición. 

Por parte francesa, la mencionada abstención no afectará. Collet contará con toda su artillería. Bajo la dirección de Tony Parker (22.1 puntos, 4.7 asistencias y 3.1 rebotes), cuentan con un quinteto que asusta. Junto al triple campeón de la NBA, Diaw (8.8 puntos, 5.1 rebotes y 2 asistencias), Batum (13.5 puntos, 2.8 rebotes, 1.1 asistencias y 2.4 robos), Noah (9.6 puntos, 8 rebotes y 1.1 asistencias) y Pietrus. Tras muchos veranos dedicados a su selección, el triple campeón de la NBA con los Spurs tiene más cerca que nunca la gloria fuera de los Estados Unidos. El bronce logrado en el Eurobasket de 2005 reluce muy poco en sus vitrinas. Estar en Londres también sería un sueño.

Rusia - Serbia (Jueves 15, 20.00) Reminiscencia del pasado


Gary Lineker
definió el fútbol como "un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania". En el mundo de la canasta, la célebre frase del exjugador británico se puede aplicar al país balcánico. Serbia sufrió hasta el último suspiro en la segunda fase. Ersan Ilyasova tuvo en sus manos el tiro que hubiera acabado con la joven Serbia del general Ivkovic. Finales dramáticos, solo aptos para corazones de origen balcánico. Por su parte, los rusos, han permanecido impertérritos hasta la fecha. El triple imposible de Monya ante Macedonia, que les deja con el engañoso honor de ser la única selección invicta, decidió un reencuentro.Dos colosos frente a frente. La vista atrás en el tiempo es inevitable cuando hablamos de dos pesos importantes de los grandes dominadores de la historia del baloncesto europeo. Mucho han cambiado las cosas desde que esta rivalidad, proveniente de los épicos duelos entre la URSS y Yugoslavia dejará imágenes inolvidables en el imaginario colectivo.

Serbia llega con la duda del carácter de algunos de sus hombres. Teodosic, por mucho el mejor director de orquesta del continente, está demostrando que es capaz de lo mejor y lo peor. A partir de ahora, el margen de error se minimiza, y la madurez deberá salir a relucir. Krstic y Savanovic escudan en la zona al nuevo integrante del CSKA de Moscú. Keselj y Tepic completan un quinteto que asusta. Macvan, Bjelica y dos perros de presa como Rasic y 

 

domingo, 11 de septiembre de 2011

España supera la encerrona

Cuando pierdes un partido por veintisiete puntos y haces una piña en el centro del campo, saltando y brincando como si hubieras logrado el más sufrido de los éxitos, algo no cuadra. Esa fue la actitud de la selección francesa tras caer ante España (69-96) en un encuentro marcado por la especulación de Vincent Collet. Lo que podía haber sido uno de los mejores partidos que se pueden presenciar hoy día en el baloncesto FIBA se convirtió en una tranquila y apacible pachanga estival. La tensión, el choque y el pique sano dieron paso a un espectáculo circense impropio de un Europeo. 

Las estadísticas dan paso a la crítica desaforada de una actitud legítima aunque carente de moral. Para todos aquellos que hubieran tenido entre sus manos la edición dominical de L'Équipe, la a priori sorpresa se hubiera tornado en la crónica de una muerte anunciada. Con un más que sospechoso 'Aire para Francia (Le Bleu en el país vecino)' titulaba el prestigioso rotativo galo la previa del encuentro. Y es que, con ambos equipos ya clasificados, Francia sirvió en bandeja la primera plaza del grupo a España. Así, sin más. Desde el país del champagne y la moda de alta costura, en esta ocasión la clase y el glamour brillaron por su ausencia. España esperará al lunes a que termine el Eslovenia-Finlandia para conocer la próxima piedra en el camino. En Francia saben que se medirán a Grecia.

Menospreciando al rival, Collet y su equipo técnico creen que la rejuvenecida plantilla helena no es rival para los atléticos cuerpos de ébano que inundan la geografía francesa. El siempre temido cruce de cuartos será, esta vez con la plana mayor sobre el parqué, puro trámite y tocará esperar una semifinal más liviana sin la anfitriona, a quienes superaron el pasado viernes por 67-73, enfrente.  Detrás de todo, se perseguía alejar a los fantasmas del pasado. En el Europeo de Polonia en 2009, una canasta de Nando de Colo propició una desigual lucha con España en cuartos. 66-86 para los de Scariolo y a casa. Un año más tarde, en el Mundial de Turquía, la inesperada derrota ante Nueva Zelanda les emparejó con la anfitriona. Nuevo batacazo (95-77), maletas y vuelo directo al imponente aeropuerto Charles de Gaulle.

No hay que andar muy avispado para deducir que el buen aficionado a este deporte disfrutó más con el Macedonia-Georgia del pasado jueves. Nada de exageraciones.  Con Parker y Noah bromeando, cuando no bostezando, en la silla el partido quedó visto para sentencia después de veinte minutos de despiste. Y no lo hizo antes porque Pau, Navarro y compañía se contagiaron de la desidia del enemigo. Un quinteto para el recuerdo con Albicy, Batum, Pietrus, Diaw y Traoré aguantaba en el marcador (22-21, min.10). La misma dinámica en el segundo cuarto con Kevin Seraphin (18 puntos), el quinto NBA del equipo, bailando en la pintura con el disfraz de Olajuwon adherido a su fibrada musculatura. Navarro (14 puntos sin fallo) aprovechaba la inoperancia defensiva para dejar patente que su muñeca no le abandonará nunca. Cuando el escolta del Regal Barcelona, con tres personales, es quien más achucha a los rivales, algo falla.

Tras el descanso las peores sospechas acabaron por confirmarse. La igualdad en el marcador pasó a mejor vida y se destapó el pastel. Un parcial de 2-16 con Rudy en modo todoterreno (15 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias) mató el partido. Apelaba Scariolo a la ética del deporte y a tener un día más de descanso antes de una todavía hipotética semifinal, para salir a por todas. Que se le digan a Collet y a los periodistas galos, en el papel de Nostradamus, que acertaron al pie de la letra con el paupérrimo guión (48-68, min.30).

El último acto sirvió para dar minutos a un y convertir el encuentro en un correcalles propio de categorías de formación. Claver aprovechó la oportunidad. Faltas y tiros libres que alargaban el suplicio. Todos querían poner fin a esta farsa. Calderón y Pau dialogaban en el banquillo sin prestar la más mínima atención al partido. Con la máxima diferencia del encuentro (66-96), Albicy terminó lanzando de tres ante los tímidos pitos de los presentes en el Siemens Arena. Inconscientemente, el base francés logró con ese obligado lanzamiento que, por dos puntos, el circo no se conviertiera en la derrota más abultada del campeonato.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Siempre quedarán los Gasol

Un día más y un partido menos. España ha superado el vital trámite con dudosa solvencia. La despensa anda llena y la Gasol dependencia servirá para resolver papeletas de forma puntual pero no para volver a bañar de gloria a este grupo. Así sucedió en la victoria ante Alemania por 68-77. Cierto que España maquilló en buena medida las ojeras que produjo el desconcertante último cuarto ante Turquía, pero sigue jugando a bandazos, sin fluidez; a regañadientes con el aro en algunos compases del juego. Del día de hoy se esperaba con ansia el duelo de dos de los mejores jugadores europeos de la historia. Sin embargo, tal y como avisaba Scariolo en la previa, no interesaría que sobre el parqué las piezas se movieran en esa dirección. Por dos razones principalmente. Por Nowitzki y por Pau Gasol. El alemán es capaz de ganar un anillo de la NBA con la única ayuda una mecánica exquisita, de otro planeta. Por su parte, el referente español llegaba al tocado Nada que hacer. Había que buscar otras opciones.

El comienzo del encuentro fue una muestra de lo que no debía ser. Pau empezó forzando tiros (0/4), como si su sola presencia fuera la solución a todos los problemas llevan persiguiendo a España durante todo el campeonato. También lo hacía Alemania, víctima de saberse fuera del torneo en caso de derrota. Las parejas imprecisiones llevaron de la mano a ambos equipos (7-8, min. 6) durante los titubeantes primeros minutos de encuentro. Demasiado obcecados con el buque insignia que quería jugar hoy todo lo que su maltrecho tobillo izquierdo no le permitió el pasado lunes, solo Marc (24 puntos y 5 rebotes) enseñó el camino. Balón que llegaba, balón que anotaba. De todas los colores y formas, el mediano de la saga Gasol, se disfrazaba de Pau (15-16, min 10). El mejor hombre no hace al mejor equipo.

Y menos si ese mejor hombre se enfunda el disfraz de líder de forma eventual. En tierras bábaras se esperaba un día de gloria más de la mano del héroe nacional. Con el gatillo preparado en cualquier momento, desde cualquier posición y en las situaciones más insospechadas, Nowitzki aparecía y metía el susto en el cuerpo. Pero el genio de Würzburg puede hacerlo todo. Si alguna conclusión positiva emana del encuentro, más allá de la victoria en la buchaca, esa es los atisbos de intensidad defensiva. El intento 'run & gun', unas veces con más éxito y otras con menos, de Pepu y Aíto hace tiempo que pasó a mejor vida. Las ayudas a Nowitzki, 9 puntos con 2/9 en tiros al descanso, sería clave. Con Rudy en el banquillo víctima de las personales y la desesperación de tener delante a 209 centímetros de Robin Benzing, San Emeterio, quellegó como un ángel con dos triples consecutivos dejando boquiabierto al personal, y Marc se aliaron para mantener la lucha hasta que Scariolo dibujara en la pizarra una nueva solución. Con Nowitzki y Kaman en sus guarismos, había que frenar al resto. Porque una máxima diferencia de ocho puntos (18-26, min. 13) dio paso a la calma tensa. 33-36 con veinte minutos por delante en el todavía frío Siemens Arena de la capital lituana.

Momento de reapariciones estelares. Sin más dilación, llegó la locura en forma de chorreo anotador. Por suerte, este vino de la mano de Pau Gasol. Muchos le daban por muerto pero las ganas olvidaron el dolor. 10 puntos casi consecutivos esbozaron una sonrisa. En Alemania, su santísima trinidad menos aire que unos combativos Hamann (6 puntos y 3 rebotes) y Herber (7 puntos y 6 rebotes). Pequeños pero con la fuerza de sus antepasados vándalos resurgiendo de sus cenizas. Rebotes en ataque que seguían echando al traste la mejora de la defensa. Nowitzki seguía apelando a la épica. Buenas ayudas con Ibaka intentando alejar los fantasmas que invocaban la reedición de la última final del Oeste entre Mavericks y Thunder. Vaya traje del alemán a 'Air Congo', 'Durantula' y compañía. Con todo y con eso, llegó el bloqueo mental y nueve puntos se perdieron por el camino. Del 43-52 se llegó con un preocupante 55-56 al final del tercer acto. Y Nowitzki (19 puntos y 7 rebotes) apretando los dientes.

La incógnita era la nota predominante antes de diez minutos de infarto. Había mucho en juego. Con los exteriores con los habituales pésimos porcentajes tocaba jugar dentro y, de paso, forzar a la mejor pareja interior del campeonato. Tanto Kaman (15 puntos y 12 rebotes) como Nowitzki sufren en defensa más que tienen el balón. Y los hermanos Gasol lo sabían. San Emeterío seguía echando una mano indispensable (12 puntos y 3 rebotes) mientras Rudy probaba el ungüento de la desesperación en el banco. Ibaka no dudó en tranquilizarle. Momento de prestar atención a la pista. Las castañas estaban en su punto. El marcador andaba en un puño, entre los tres y los cinco puntos. Marc y Pau (19 puntos y 7 rebotes), sociedad ilimitada hasta el final del partido. Por raro que pueda parecer, Ricky, un base que juega sin mirar al aro, anduvo providencial en defensa. El empujón que necesitaba España. El 65-72 a menos de dos minutos ataba el partido. El protocolario carrusel de tiros libres solo engordó la estadística desde la personal.

Hace tiempo que España no funciona como bloque. Los bases siguen sin aparecer. Sada volvió a ser testigo de excepción de un hipnotizado Calderón y de un Ricky al que solo le basta agachar el culo en defensa para obtener la fe ciega de Scariolo. Navarro corre y corre. Aparece no cuando quiere como antaño, más bien cuando puede. Sus fogonazos alegran al personal pero no auguran nada bueno. Será la madurez. La euforia tendrá que dejar paso al humilde mono de trabajo de la clase obrera. Esa que no acapara portadas pero que trae prosperidad al colectivo. Serbia (viernes, 14.30) y Francia (domingo, 17.00) dan miedo, mucho miedo.  

Cinco días y tres finales

Dudas. Esa y no otra es la amarga conclusión que se desprende del recorrido de la selección en este Europeo. Se buscan motivos, razones para seguir soñando y no perder la fe. Pensar que todo fue una pesadilla, fruto de un mal rato, no ayudará. España debe afrontar los problemas de frente. Algo que parece difícil sin la piedra angular de este equipo. Pau Gasol no estuvo ante Turquía. Pese a ello, caer en el lamento y escudarse en el hombre que parió el baloncesto patrió no es la mejor solución. Si antes de iniciar el campeonato entregadas voces no dudaban en asegurar que estábamos ante el mejor equipo español de la historia, el juego y los resultados no opinan lo mismo. Una de cal (Lituania) y otra de arena (Turquía) mostraron una preocupante dualidad. Dos versiones, dos caras que rebajan la euforia y entierran el optimismo sistemático. Nada mejor que una buena dosis de realismo para bajar de la nube y aterrizar en el Siemens Arena  de Vilnius con energías renovadas. Al menos, a 20 km de la capital podrán gozar de la concentración necesaria en un búnker a todo trapo, en contraste con las penurías que transmitía el anteior emplazamiento en la pequeña Panevezys.

Cierto que el formato de competición no es el más justo de todos los posibles. Pero si no lo es para España, tampoco lo ha sido para las 23 selecciones repartidas por Lituania. El cansancio de los titulares es una obviedad. Fondo de armario hay. El tema es que se quiera usar o prefiramos ir todos los días con el uniforme de gala. Sin tiempo para más, tras quedar encuadrados en un grupo asequible según auguraban los mejores pronósticos, una tarde para el olvido en el Cido Arena, complica y mucho la existencia. Llega el todo o nada. La gloria o el fracaso, siempre separados por una ténue frontera en ocasiones casi inapreciable. Llegan tres partidos a vida o muerte. Tres finales anticipadas ante tres de los pesos pesados del baloncesto continental. Un grupo de la muerte llevado hasta las últimas consecuencias. El espectáculo parece garantizado. Los aficionados vibrarán y disfrutarán. Son estos partidos los que consagran y sientan cátedra. A pesar de ello, los protagonistas hubieran preferirlo sufrir en menor medida. En el horizonte los cruces y dos billetes directos para la próxima cita Olímpica. No corran, eso vendrá después.

La inesperada, por aquello de no perder la fe en la vigente campeona de Europa, derrota ante Turquía iguala las fuerzas entre los tres clasificados del grupo A. Sí, también Polonia podría haber superado a Gran Bretaña y anotar dos puntos en un cuarto no hubiera creado tanto revuelo. Pero no. Quien juega con fuego suele quemarse y los tres equipos (Lituania, Turquía y la propia España, parten con un balance de 1-1. En el otro bando, los Nowitzki, Parker o un verdugo llamado Teodosic aguardan impacientes. Por si alguien anda despistado, aquí van algunas claves de los próximos rivales de España. “El objetivo es ganar los tres”, comentaba Felipe Reyes tras ser el único hombre de la selección en hacer una canasta durante el último cuarto ante los turcos. Más que un objetivo, es una necesidad si se quieren evitar cálculos de última hora.

Alemania (Miércoles, 14.30 horas)

La primera piedra en el camino. Con Nowitzki en el equipo, la vida se ve de otra manera. El que va camino de convertirse, si es que queremos ser cautos, en el mejor europeo de todos los tiempos es vital. Pero no se confundan. Esta no es la Alemania que sin el genio de Würzburg quedó condenada al más terrible ostracismo en 2009 donde una décima plaza dejaba patente la falta de liderazgo. Peor aún en 2010, donde Jagla, que ahora solo lanza a canasta en los calentamientos, ejerció de punta de lanza para hundirse en las cloacas y acabar el Mundial de Turquía en decimoséptima posición. Tras tocar el cielo con los Mavericks, Dirk acude al rescate. Se trae consigo a su escudero Chris Kaman, que en cuanto supo de sus antepasados teutones no dudo en cruzar el charco. Eso sí, siempre de la mano del gran Robin Hood, como le gustaba decir al inolvidable Andrés Montes. Ambos forman la mejor pareja interior del campeonato. Lo sentimos por los hermanos Gasol o la posible combinación de alguno de ellos con el atleta de ébano Serge Ibaka.

Un alero (2,09 que coincide con la media de altura del combinado germano) alto como Benzing sirve de contrapunto a la dupla NBA con un tiro exterior más que aceptable Como director de orquesta un correcto Schaffartzik que parece tener la cabeza sobre los hombros. Más allá de sus temibles hombres, España deberá temer la sed de victoria. Porque Nowitzki (20,4 puntos en cinco encuentros previos) y el resto no han hecho los deberes. Las dos derrotas ante Francia (76-65) y Serbia (64-75), los otros dos equipos del grupo B presentes en esta segunda fase, les dejan en una posición preocupante. Solo el papel de Italia ha servido de empujón final. De lo contrario, hubieran tenido que sudar más de lo debido para la fecha en la que nos encontramos. Y seguirán sudando. 

Serbia (Viernes, 14.30)

La raza y la estética toman forma con un grupo de gente con mucha ilusión que ostenta la clase de sus predecesores. Lo tienen todo para triunfar. Savia nueva que alterna con hombres con experiencia en grandes equipos europeos. Una bomba de relojería que estalla cuando menos te lo esperas. Pero en los Balcanes hablar de juventud no es sinónimo de perder la cabeza. Un general como Dusan Ivkovic no se anda con tonterías. Les mantiene a raya y salvo alguna obligada concesión a su emisario en la pista Milos Teodosic, todo fluye bajo el guión previsto. Poco se deja en manos del azar. Desde las jugadas, pasando por el 'pressing' al trío arbitral, todo parece estar bajo control. Su juego se basa en tres piezas clave. La dirección de Teodosic, el mismo que apeó a España del Mundial con un triple repetido hasta la saciedad sobre Jorge Garbajosa; la técnica de Krstic, un hombre capaz de lanzar una silla a un rival al tiempo que suelta un suave gancho que acaricie con suavidad la red; y Dusko Savanovic que personifica a la perfección la recurrente figura del cuatro abierto. Cuidado con dos secundarios de lujo como Rasic, perro de presa,  y Keselj, que progresa a un ritmo de vértigo. Solo una prórroga y la encogida muñeca de Savanovic el día de su 28 cumpleaños trajeron la única derrota de la primera fase ante Francia (96-97).

Francia (Domingo, 17.00 horas)

Un equipo que ha usado la primera fase para disipar dudas. Muchos no creían que el saco de músculos galo podría tener también el temple necesario en los momentos de la verdad. Por si acaso, la inestimable aportación de un triple campeón de la NBA como Tony Parker, más seguro que nunca con el balón en las manos. También son seis los jugadores NBA que escuchan la Marsellesa antes de cada partido. Con la mano en el pecho o sin ella, según el sentimiento nacional, lo cierto es que sus caras y su juego están causando sensación. Cinco victorias en otros tantos encuentros. Aun con TP (23,2) acaparando mucho juego, hay sitio para todos. Los Batum (15,4), Diaw (11,6), e incluso la eminencia defensiva de Noah (10,2) ven aro con suma facilidad. Todo mana de la cabeza del base de los Spurs. Pero todos lo aceptan. Nadie echa en falta a un angel con cara de demonio como Ronny Turiaf ni a la mejor versión de la saga Pietrus (Mickael). Comentaba Parker los días previos al torneo estar seguro de que no veríamos a la misma versión española mostrada en la cita mundialista de 2010. En principio, quienes no están mostrando la misma cara son los alumnos del profesor Collet. Cuidado. 

La élite europea en busca de la gloria (Olímpica)

En los dos primeros grupos del torneo, el 'A' y el 'B', nadie ha querido faltar a la cita. Algún romántico de la clase de los Belinelli, Bargnani y Gallinari extrañará la no presencia de la Italia moderna y engominada. No podían estar todos. Pelea de gallos que demuestran una vez más que con tar con un tridente de sabor NBA, no garantiza el éxito. Deseos románticos aparte, están los que tienen que estar. Caprichos del destino, esta segunda fase nos dejará seis equipos que cuentan en sus filas con cinco de los grandes nombres que nacieron con el siglo XXI, ese que muchos creyeron sería el final de la existencia. De eso nada, al menos en lo baloncestístico. Un quinteto de ensueño formado por Jasikevicius, Tony Parker, Turkoglu, Nowitzki y Pau Gasol. Sobran las palabras para definir a tan altos valedores del baloncesto mundial. Todos ellos, con permiso de la nueva hornada procedente de los Balcanas, buscarán una plaza en los próximos Juegos Olímpicos de Londres. La grandeza de este repóquer de ases tiene a la cita olímpica como una espina clavada. Y el tiempo corre o en su contra. Todos llegan en la madurez de sus carreras, rozando o superando la treintena. La flor de la vida. La no clasificación para los Juegos sería un duro traspiés. Brasil 2016 quizá sea demasiado tarde. Pasar o morir. Serán cuatro los que viajarán a Kaunas para disputar la fase final. Allí, sólo tendrán premio seguro los dos finalistas que llenen el Kauno Arena en la tarde del 18 de septiembre. Del tercer al sexto puesto quedará el consuelo de la incómoda e imprevisible repesca.  

La vida sin Pau

Triste. Rozando el esperpento. Ni los más viejos del lugar recuerdan un encuentro de baloncesto donde la selección española acumulara casi nueve minutos sin anotar. Dos puntos en el último cuarto supusieron la rendición y trajeron debajo del brazo la primera derrota de este Europeo. Una derrota ante Turquía (55-67) que saca a relucir la peor cara de un grupo diseñado para ganar. Aviso para navegantes antes de medirse, en una lucha fraticida, con tres pesos pesados del baloncesto continental como Alemania, Francia y Serbia.

Llegaba España con una ligera sonrisa. Había motivo. 20 minutos de ensueño ante la anfitriona en la tarde del domingo inflaban de moral a la vigente campeona. La clasificación para la segunda fase era un hecho. Este lunes tocaba rematar la faena. La ambición no conoce límites y la posibilidad de afrontar la siguiente etapa en el campeonato con un balance de 2-0 debía ser un aliciente para salir con todo. Con todos menos con Pau. El pívot se vistió de corto pero solo pisó el parqué para chocar la mano de sus compañeros en los tiempos muertos. Problemas en su tobillo izquierdo invitaron a extremar la prudencia con la joya de la corona. Una obviedad aquello de que la vida sin el mayor exponente de nuestro baloncesto es dura.

Scariolo confía mucho en su equipo. No es para menos. Son muy buenos. Pero sin el macho alfa de la manada, el resto andan perdidos. Sin rumbo claro. En un ambiente frío, empezó España creyendo que Marc es un calco de su hermano mayor. Predominio del juego interior con Ibaka acudiendo a la llamada de la titularidad. Turquía partía con el papel de no ser ni la sombra del equipo que se coronó como subcampeón del mundo el pasado verano en su tierra. Imprecisiones en ataque y Turkoglu haciendo de 'Juan Palomo' forzando acciones, con más corazón que baloncesto. Kanter, número tres del pasado draft, y Asik andaban dormitando. Buenas sensaciones después de que un parcial de 8-0 pusiera el 19-10 a la conclusión del primer acto. Pau, serio en el banquillo, respiraba aliviado.

Pero Orhun Ene, pupilo del gran Tanjevic, guardaba un as en la manga de la mano de Emir Preldzic. Desde Bosnia, lugar de nacimiento, pasando por Eslovenia, y 'prefirió' vivir su particular pasión turca. Cual potro desbocado salió con ganas de plantar unos cada vez más confirmados credenciales. 11 puntos en apenas tres minutos contagiaban a un equipo combativo por naturaleza. La vida sin Pau no es la misma. Navarro (9 puntos) apareció para irse rapidamente. Como si la cosa no fuera con él. Pero eso vino después. Asik, pedía paso y con rebotes puntuales daba muestra de su calidad. La misma que le ha llevado a compartir vestuario en los Bulls con el MVP más joven de la historia. Mientras, la igualdad era la nota dominante. Tras un atisbo de lucidez, contados en la fría tarde en Panevezys, Calderón anotaba un triple que daba paso al tiempo de descanso (38-35).

Estaba claro que Scariolo no arriesgaría. La vida sin Pau seguía siendo dura. Tres jugadores formaban la rotación interior. Claver, la baza del técnico italiano para hacer de cuatro ocasional, no existe. Con dudas y especulaciones arrancó la segunda mitad. Quien no tenía ninguna duda era Preldzic. Otra demostración de suspensiones de todos los colores en un nuevo arreón de siete puntos concentrados en practicamente tres acciones consecutivas. Pero España resistía gracias a un invitado de gala. Felipe Reyes (11 puntos y 6 rebotes) y Marc Gasol (12 puntos y 5 rebotes), en compañía de Ibaka, hacían daño al dudoso juego interior titubeante juego interior otomano. Cualquier parecido con la realidad sería pura coincidencia. Del tranquilizante 48-40 del minuto 26, se pasó al algo más tenso 55-49 al final del cuarto.

Y ahí murió España. Después de una canasta aislada de Felipe no hubo más. Ni en la peor de las pesadillas alguien imaginaría que España encajaría un parcial de 0-16 en contra que solo pudo frenar el sonido de la bocina. Sin ideas, con los tres únicos interiores cargados de faltas, ni la electricidad de Rudy, las 'bombas' de Navarro, algún triple sin justificación de Marc Gasol y con los bases rotando y sobrevolando la pista cual fantasmas, poco había que hacer.

Hacia delante, con talante y buen plante. Esa es la actitud a tomar por la selección tras un cuarto que debe quedar para el olvido. El próximo miércoles dará comienzo la segunda fase. La Alemania de un tal Dirk Nowitzki espera con unas preocupantes ansias de victori tras sumar sendas derrotas en la primera fase ante Francia y Serbia, los otros dos oponentes. Casi nada. Turquía y España. Dos formas bien distintas de llegar a una segunda fase. Lamentablemente para los intereses españoles igual de válidas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Cábalas de última hora

La quinta jornada de esta vibrante primera fase tendrá varios alicientes. Afortunadamente, España no tendrá que echar mano de la calculadora ni de extrañas carambolas. Sin embargo, no todos las selecciones podrán decir lo mismo. Analizamos cómo están los grupos antes de la disputa de los encuentros de este lunes.

Grupo A

La pelota anda en el tejado de Turquía. Al equipo que acabara tercero el pasado año en el Mundial celebrado en el país otomano no le quedan muchas opciones. De hecho, todas pasan por el triunfo ante España. La inesperada derrota ante Polonia en la jornada del domingo por 84-83 reduce el margen de error de forma casi preocupante. No ocurre lo mismo en el lado español. Sabedores de que ocuparán la primera posición del grupo al término del partido, a la vigente campeona de Europa solo tendrá que saber si se plantará en la segunda fase del torneo con un balance de 1-1 o de 2-0 antes de cruzarse con los huesos del grupo B (Serbia, Francia y Alemania). Si España gana o si los polacos se imponen en su duelo ante Gran Bretaña los mejores pronósticos serán una realidad. Pero si Polonia pierde los turcos pasarán (con balance de 0-2 o 1-1 dependiendo de lo que hagan con España) salvo que una catástrofe sobrevuele Panevezys y haga que la pandilla de Luol Deng y sus jóvenes secuaces ganen a los Kelati y cia por más de 60 puntos. Impensable a la par que improbable. En medio de esta lucha a vida o muerte se encuentra una Lituania tocada que acabará de confirmar la segunda plaza ante una Portugal que no conoce la victoria.

Grupo B

El catalogado como grupo de la muerte pronto fue dibujando su propio devenir. Eran cuatro las selecciones con opciones y solo pasan tres. Sin embargo, la Italia de los egos no ha cumplido. Gallinari, Bargnani y Belinelli dejan Lituania con una lucha personal y una mala imagen. Pase lo que pase este lunes, Serbia, Francia y Alemania tienen un billete asegurado para la siguiente fase. El primer puesto del grupo saldrá del duelo entre serbios y galos. Quien salga vencedor obtendrá el mayor de los tesoros. Un perfecto  balance de 2-0 para afrontar el segundo acto del campeonato. Privada de esta posibilidad se verá Alemania. Tras un arranque ilusionante ante Israel e Italia, los cimientos se tambelearon ante Francia y Serbia. El partido de esta tarde ante Letonia servirá de preparación de cara a la vital trilogía de la segunda fase. 

Grupo C

La emoción está asegurada. Tras los cuatro primeras jornadas, solo Macedonia está clasificada de forma automática y otros tres equipos (Grecia, Bosnia y Croacia) tienen opciones matemáticas de seguir vivos en el torneo. Solo Montenegro (1-3) está fuera haga lo que haga esta tarde ante Finlandia. Así las cosas, estas son las combinaciones que terminarán por confirmar quienes serán las selecciones clasificadas.

Macedonia, de la mano del estadounidense Bo McCalebb será primera de grupo y guardará un balance de 2-0 si gana a Bosnia. En caso de derrota ante el duelo Teletovic-Domercant, serán segundos o terceros con 1-1 en su haber. Algo peor lo tiene la renovada Grecia. Sin sus líderes de antaño, el dominio brilla por su ausencia. El futuro depende de sí mismos. Si gana a Croacia se clasificará como primera o segunda de grupo y con balance 1-1 en la segunda fase. Los problemas vendrán en caso de derrota. Tocará esperar el resultado entre Macedonia y Bosnia. Una victoria de los bosnios les mandaría de vuelta a casa con una mano delante y otra detrás. 

La Croacia de un diamante en bruto como Bojan Bogdanovic depende de sí misma. Si vence a Grecia hay premio. En caso contrario, nada que hacer. Si consigue su tercera victoria momento para coger un sitio privilegiado en la segunda fase. Si gana y Bosnia cae ante Macedonia, se mete con 0-2. Si lo hace Macedonia lo hará con un registro de 1-1 ya que Grecia quedaría clasificada. Momento para Bosnia. Una victoria ante Macedonia no traería ningún problemas. Clasificada como primera  (2-0) si los croatas ganan a Greacia o segunda (1-1) si gana Grecia a Croacia). En caso de derrota vendrían las pegas y sería tiempo para tirar de carambolas. Solo se clasifica si Grecia derrota a Croacia y Montenegro a Finlandia. Esto haría que se vieran favorecidos por un triple empate (con balance de 0-2).

Por último Finlandia también tiene algo que decir. Aunque algo más complicado, los fineses se aferran con uñas y dientes a la supervivencia. Lo que empezó con la primera victoria en un Europeo en 34 años se ha convertido en el inicio de un sueño. Realmente, solo tiene una opción de clasificación, que pasa por ganar su choque ante Montenegro y aguardan impacientemente a que Grecia y Macedonia no fallen. Si eso se da, un triple empate le metería como tercera. Eso sí con balance de 0-2, no vayan a pensar...

Grupo D

Se veía venir. Lo lógico y lo normal era que Rusia y Eslovenia tuvieran todo bajo control. Solo falta decidir quien pasará como primero y con 2-0 en el currículum. La respuesta la darán ellos mismos a partir de las 17.00 horas. Duelo con más tensión será el que libren Georgia y Bulgaria. La tercera plaza está en juego. Fácil y sencillo: Bulgaria debe ganar a Pachulia, Tskitishvili, Haynes y compañía por 14 o más puntos. También se meterán aun cayendo por menos de esta diferencia si Ucrania se despide con derrota ante la Bélgica de un campeón de la NBA como Mbenga. Por tanto, Ucrania y Bélgica, sin opciones matemáticas, podrán dar juego.