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If you love something, let it go. If it comes back to you, it's yours. If it doesn't, it never was. (DMX)

domingo, 13 de marzo de 2011

A Benzema le salen las cuentas

"Karim está mejor que nunca, le sale casi todo". Esa fue sólo alguna de las muchas muestras de cariño que está recibiendo uno de los hombres más en forma de la liga en este momento. El delantero francés del Real Madrid, Karim Benzema, ha experimentado una metamorfosis que ha sorprendido a propios y extraños. Mermado por la presión, críticas y exigencias del Bernabéu el galo se difuminaba en su segunda temporada en Chamartín. 35 millones de euros llenos de ilusión que veían como no eran capaces de encontrar la rentabilidad esperada.

Tampoco ayudaban los mensajes subliminales de un José Mourinho quien, en su particular modo de motivar a sus pupilos, 'jugó' al perro y al gato dejando caer las carencias de cara a gol del ex jugador del Olympique de Lyon. La hernia de Gonzalo Higuaín obligaba a los blancos a reinventarse en punta. Corría el mes de noviembre. Las puertas se abrían para dar paso a uno de los atacantes posiblemente más dudas habían despertado en la parroquía madridista. Su renovada de titularidad también se distanciaba de lo esperado. Pero siguió trabajando duro en cada entrenamiento respondiendo a los estímulos en forma de más declaraciones del técnico luso.

Suerte que Cristiano Ronaldo, el mismo 'chupón' al que se le exigirá más pronto que tarde que levante la vista en lugar de embestir a los rivales como un miura desbocado, dirigía con indiscutible liderato y chulería la nave blanca. En el mercado invernal llegó un Adebayor quien reconocía en su presentación no venir quitar el puesto en la delantera del equipo nadie. Blanco y en botella: Karim debía espabilar. Y vaya si lo ha hecho.

Dicen que los grandes jugadores son aquellos que aparecen en los momentos difíciles. Aquellos que están ahí cuando llega la hora de la verdad y los felices novios se disponen a partir emocionados la tarta nupcial. Y en eso se ha convertido Karim Benzema. Un hombre tímido, al menos en público, parco en palabras pero que acumula varios discursos magistrales sobre el césped. Pocos hubieran apostado hace un par de meses porque el delantero del Real Madrid se encontrara en pleno mes de marzo con 19 dianas en las tres competiciones que ha disputado: Liga, Champions y Copa del Rey. "Una cifra de delantero serio", apuntaba ayer tras el encuentro el director deportivo Jorge Valdano.

Sus dos goles del pasado sábado ante el Hércules le permitieron seguir demostrando que se siente grande, que los goles salen de sus botas con una facilidad inusitada. Letal cuando cae en banda izquierda, su segundo tanto fue una demostración de las cualidades que ostenta un minimo que empieza a sacar las uñas y reivindicar su peso relativo en el equipo.

Con el de ayer, el galo acumula tres dobletes consecutivos en liga (Málaga, Racing y el mencionado Hércules) sólo superado por CR7 quien ha logrado acumular cuatro jornadas metiendo dos o más goles. Ahí no queda la cosa. El inquilino del '9' en el Madrid acumula ocho goles en las nueve jornadas de la segunda vuelta (diez si sumamos todas las competiciones), sólo superado por Messi (nueve). En un simil con su homólogo en tierras culés, el francés tiene mejor promedio goleador que David Villa. El ariete blanco anota cada 110 minutos mientras que el 'Guaje' lo hace cada 141 minutos. Sin embargo, hay goles y goles. Y los del francés, para mayor gloria de Karim, son de esos que deciden partidos.

Sin ir más lejos, su aparición divina en Lyon, con humanización del recientemente proclamado 'Rey' Florentino incluida, cuando sólo llevaba 42 segundos sobre el estadio de Gernald servía para volar de regreso a la capital con un convincente 1-1 para el encuentro de vuelta de octavos de Champions que se disputará el próximo miércoles en el Santiago Bernabéu ansioso por romper la maldición que les ha impedido acceder a cuartos en las últimas seis campañas. Tras el festival ante el Málaga (7-0), Karim "nos ha dado los seis puntos en los últimos dos encuentros (Racing y Hércules", reconocío Mourinho en sala de prensa.

El francés se encuentra suelto hasta hablando con los periodistas. La media sonrisa que se dibuja en su rostro no esconde la felicidad que invade su ser en los últimos tiempos. "Me siento en un buen momento de forma. Ya dije hace semanas que Mourinho me ha hecho mejor, y tengo la sensación de que puedo llegar a ser un jugador importante en el Real Madrid". Cuestión de confianza Karim.

jueves, 10 de marzo de 2011

Una estrella diferente

Englewood es uno de los barrios más peligrosos de los Estados Unidos. Ubicado en el 'Southside' de Chicago, nada ni nadie es capaz de hacer olvidar la dureza del día a día a sus gentes. Una cruda realidad donde drogas, bandas callejeras, violencia o crímenes son sólo algunos de los vocablos más recurrentes a la hora de explicar la esencia de esta burbuja de marginalidad y exclusión a escasos minutos del centro de uno de los diez núcleos financieros más importantes del mundo. Lejos de ese enclave se erige el United Center, la cancha de los Bulls. La casa que, junto al antiguo Chicago Stadium, fue testigo del ascenso del que posiblemente sea el mejor jugador que jamás se haya visto sobre un parqué. Pero los tiempos han cambiado y de Michael Jordan sólo queda la estatua en los aledaños y la camiseta con el '23' colgada sobre el techo del pabellón. ¿O quizás no?

Después de la consecución del sexto anillo para la franquicia en 1998, el equipo no fue el mismo. Años de bandazos en los que, a pesar de contar con una interminable ristra de jóvenes promesas casi cada año, no lograron consolidar un proyecto que les permitiera ser un equipo temido en la por aquel entonces liviana Conferencia Este. Sin embargo, la sonrisa ha regresado a la ciudad del viento. La culpa es de un vecino de Englewood: Derrick Rose. Con 22 años en su tercera temporada en la liga, tras ser el primer 'point guard' seleccionado en el puesto uno del draft (2008) después de que un tal Allen Iverson lo consiguiera allá por 1996, el base titular de los Bulls no deja de sorprender. Un hombre hecho a sí mismo gracias a una infancia y juventud difíciles que le han enseñado a valorar más las pequeñas cosas, no dejarse obnubilar por su cartel de estrella y, sobre todo, no olvidar sus orígenes.

A diferencia de otras grandes estrellas como Kobe Bryant, Shaquille O'Neal o el propio Michael Jordan, Rose no lo tuvo fácil. Nació y creció en las 'projects' (similares a las viviendas de protección oficial existentes en nuestro país) de Englewood bajo el cobijo de su madre y su abuela materna. 'Poohdini', apodo cariñoso basado en el famoso oso de dibujos animados 'Winnie The Pooh' con el que reconcían al niño de sus ojos, no tuvo la ocasión de conocer a su padre. Por suerte, sus tres hermanos mayores Allen, Dwyane y Reggie suplieron esa carencia y lograron guiarle por el camino correcto. A imagen y semejanza de Compton en Los Ángeles, 'La Farmacia' en Baltimore o el Bronx o Harlem en Nueva York, la vida en los suburbios de las grandes urbes estadounidenses no es sencilla.

En 1991, cuando Rose tenía tres años, se contabilizaron un total de 81 asesinatos en Englewood. Datos más recientes atestiguan una disminución del índice de criminalidad aunque no por ello situación deja de preocupar. Si en 2009 la cifra fue de 49 muertes violentas y el pasado año se quedó en 42, sólo en las tres primeras semanas de 2011 ha habido que lamentar tres homicidios. "Yo solía tener ese sexto sentido. Me daba cuenta de cuando había problemas. Puedes sentirlo en los huesos. 'Oh, llegó el momento de irse'... Y corría a casa tan rápido como podía", reconocía el jugador en una entrevista el pasado enero.

La mayoría de las víctimas eran menores de treinta años y el móvil de los crímenes solía estar ligado a la eterna lucha entre bandas (gangs). Pequeños reductos donde el fracaso escolar entre los más jovenes y las elevadas tasas de desempleo obligan a copar, dada la escasa cualificación y las exigencias económicas de la educación superior estadounidense, los puestos más bajos del escalafón social. Los vecinos, en su mayoría de origen afroamericano, se ven inmersos en una dinámica de frustración, fracaso y resignación difícilmente eliminable. Ello unido a la segregación y marginación racial existente en gran parte de la geografía norteamericana conforman este desalentador escenario. ¿Cómo salir de la espiral del gueto? En el caso de Rose, a quien su apellido no hace honores a las vicisitudes de su infancia y adolescencia, el baloncesto fue la vía de escape. A escasos metros de la humilde morada de la familia Rose se encuentra Murray Park. Un playground donde el número uno (tanto por dorsal como por jerarquía en el equipo) pasaba las horas botando y lanzando contra el aro una y otra vez. Como tantos muchos otros su sueño era llegar a la cima.

Haciendo suyo el "In this great future you can't forget your past" (En este mejor futuro no podrás olvidar tu pasado), que rezaba uno de los éxitos de Bob Marley, Rose siempre ha tenido muy claro que esta nueva vida, llena de éxito, no podrá borrar sus recuerdos. En un tono humanizante declaraba al diario francés 'L'Équipe': "Cuando juego un mal partido o simplemente tengo un mal día, recuerdo aquellos momentos. Creo que hay cosas más importantes que un partido de baloncesto", reconoce con sinceridad.

Como buen chico de barrio es consciente de sus orígenes y no los olvida. De hecho hay recuerdos que permanecerán con él hasta el final de sus días. Nos referimos a sus, por el momento, nueve tatuajes. Grabados de tinta que van desde el 'Englewood' de su antebrazo derecho, pasando por el 'Family First' (la familia primero) de su pecho hasta las alas de ángel que, junto a unas manos, protegen a un recién nacido.

De la misma forma que las grafías e imágenes sobre su piel, los dorsales a lo largo de su carrera también han guardado en cirto modo relación con su hogar. El '25' que lució con el instituto de Simeon Career Academy, al que lideró a la consecución de dos campeonatos estatales consecutivos, tiene su razón de ser en la figura de su vecino Benji Wilson. El que fuera elegido mejor jugador de 'high school' en 1984 fue asesinado en plena calle a los 17 años justo antes de dar el salto a profesional. Ya en la NCAA el '23' ocupó su espalda. Pero este hecho nada tuvo que ver con 'su majestad' sino con otra promesa de instituto: Ronnie Fields. Un accidente de coche trunco la prometedora carrera del que fuera compañero de Kevin Garnett en la Farragut Academy. A pesar sus espectaculares inicios, no fue elegido en el draft de 1987 y ha estado vagando por ligas menores domésticas y de medio planeta.

Algo poco habitual


Su pasado ha sido uno de los factores que han forjado una personalidad humilde, tranquila y alejada del ego que caracteriza a los grandes jugadores. Hace anuncios, como todos. Acude a eventos, como todos. Pero en ninguno de ellos desentona. Los periodistas que le conocen así lo corroboran: "Siempre abierto y cercano, responde sin pensar en las consecuencias que sus palabras puedan tener. Mientras, otras superestrellas cambian en cierto modo sus opiniones con el objeto de cubrirse de las críticas".

Permanece impasible aún cuando los más de 20.000 flamantes seguidores de los Bulls corean al unísono aquello de 'MVP, MVP, MVP', cuando el orgullo de la ciudad completa algunas de las acciones más espectaculares de la campaña. De momento, sus promedios además de los buenos resultados del equipo, le colocan como el máximo favorito a recibir el reconocimiento a final de temporada.

El orgullo de una ciudad


Tras un encuentro en el United Center, tres jóvenes aficionados inician el camino de vuelta a casa cuando un coche blanco frena ante ellos y baja la ventanilla. "Ey, sólo quiero daros las gracias por venir. Realmente se lo agradezco" dijo Derrick Rose. Los jóvenes quedaron estupefactos. "¡Y gracias por usar mi camiseta también!", comentó a uno de los chicos que lucía con orgullo el '1' de los Bulls. Los muchachos no daban crédito hasta que uno de ellos, Martin Campoverde balbuceó: "¿Qué se siente al jugar en tu ciudad natal?" Rose hizo una pausa para decir en medio de una gran sonrisa: "Lo más grande que me ha pasado. Es la mejor ciudad del mundo".

"Dios tiene algo que ver en todo esto. Es el destino. Soy de aquí y no me voy a ir nunca", comentó el verano de 2008 cuando los Bulls le eligieron en la primera posición. Tras ser nombrado mejor novato del año al año siguiente, su leyenda comenzó a fraguarse. En su año 'sophomore' logró que los técnicos del Este le incluyeran en la lista de 12 jugadores que disputarían el All-Star en el Cowboys Stadium de Dallas. Sin embargo, esta campaña, tras ser una de las piezas angulares de la joven selección estadounidense que recuperara el cetro mundial en Turquía y convertirse en el primer jugador de los Bulls titular en un All-Star desde que Jordan lo lograra en 1998, ha sido la de su presentación oficial como verdadero hombre determinante de la liga. "Es toda una lección, una inspiración para nosotros" ha llegado a declarar un Joakim Noah que se siente muy cómodo al lado de su director de orquesta.

Rose es el octavo mejor anotador (24.6 puntos) y el décimo mejor en asistencias con (8.1), lo que le convierte en el único jugador actualmente en la NBA que está entre los diez mejores tanto en sendos apartados estadísticos. Circunstancia con un sólo precedente en la historia de los Bulls, cuando en la temporada 1988-89 Michael Jordan lideraba la liga en puntos (32.5) y era décimo en asistencias (8). A pesar de no contar con un 'Big Three' tan glamuroso como el de los Heat, el de los Knicks, Celtics o Lakers, hace tiempo que son una contrastada realidad. Los datos hablan por sí solos: el balance de 44-18 que les consolida en la seunda posición de la Conferencia Este no es fruto de la casualidad. De hecho, los Bulls tienen una marca de 10-1 ante los grandes candidatos al anillo con victorias sobre Lakers, Celtics (únicos capaces de superarles el pasado 3 de diciembre por 102-94), Heat (tres veces), Magic (dos veces), Mavericks Spurs y Thunder.

Este miércoles los chicos de Tom Thibodeau, uno de los candidatos a recibir el galardón al mejor entrenador del año, visitarán el Time Warner Cable Arena para enfrentarse a los Bobcats. Como viene siendo habitual, el máximo accionista del equipo de Charlotte, Michael Jordan, ocupará su asiento al lado del banquillo y contemplará como Derrick Rose continua presentando sus credenciales a ser MVP.