Bienvenidos al Club

If you love something, let it go. If it comes back to you, it's yours. If it doesn't, it never was. (DMX)

martes, 22 de noviembre de 2011

Vámonos a Minnesota

Lockout, día 145. El pasado lunes se cumplió una semana de la proclamación del 'invierno nuclear' por parte de David Stern. Apenas 20 minutos antes de aquella peculiar frase que ya forma parte de la historia de la NBA, el sindicato de jugadores había rechazado la última propuesta de la Liga y decidía disolverse. En contra de cualquier especulación previa, la vía elegida fue la 'disclaimer of interest'. Una opción de disolución, a diferencia de la descertificación en la que son los jugadores quienes se desvinculan del sindicato, donde la cúpula del sindicato renuncia a seguir representando a los jugadores. Aunque las negociaciones estaban muertas y la lucha de egos entre las partes alcanzaban su máxima expresión, era el momento de romperlas de forma drástica y, lo que es peor, hacerlo oficial.

Si se hubiera elegido la tan recurrida 'descertificación' podría haber dado un margen de 45 a 60 días para seguir negociando mientras el Comité de Relaciones Laborales deliberaba dar el visto bueno a la disolución. De esta manera, los plazos se agilizan a la hora de lograr el fin último: presionar a los propietarios. Por tanto, los jugadores pasaron a formar una asociación gremial y pasan a estar regidos por la legislación laboral. La guerra había comenzado y la batalla se trasladaba a los tribunales. Un día tardaron los jugadores en ponerse manos a la obra. Dos demandas, una en Minnesota y otra en Oakland (California), por lo que dicen ser una violación de la ley antimonopolio por parte de la NBA. ¿Qué se busca? Primero, el mandato judicial de un tribunal que bloqueé el cierre patronal y, en segundo lugar, en caso de no conseguir la premisa, buscar una compensación económica por las innumerables pérdidas creadas por el drama que constituye el lockout.

Para tan farragosa tarea, cuentan con la ayuda de dos de los mejores letrados de Estados Unidos en lo que a pleitos deportivos respecta: David Boies y Jeffrey Kessler. El primero permutó su posición al cambiar de deporte. Tras arropar a la patronal en el lockout de la NFL, ahora está de lado de los jugadores. Por su parte, el segundo siempre fue fiel a unos obreros. Rivales y enemigos un día, ahora se mantienen unidos. El tercero en discordia es un hombre incompetente hasta la saciedad llamado Billy Hunter. A muchos les sonará como el director ejecutivo del sindicato. Con su carrera como abogado como principal credencial, se asegura seguir cobrando un sueldo de 2.5 millones de dólares. Algo que no ocurrió con DeMaurice Smith, homónimo de Hunter en la NFL.

Ninguno de los pasos dados es fruto de la casualidad. Más bien, todo lo contrario. La estrategia responde a un guión estudiado al que se quiere ser lo más fiel posible. A priori, el distrito de California cuenta con los tribunales más favorables en cuanto a derechos de los trabajadores. Por su parte, la elección de la gélida Minneapolis viene después de que en las últimas dos décadas siempre se situara de parte de los jugadores, al menos si hablamos de 'touchdowns'. Había que evitar por todos los medios hacerlo en Nueva York. Atendiendo a la historia, en la Gran Manzana se ha sido más favorable a los intereses de los propietarios.

La empresa no salió como se esperaba. Desde Long Beach, pasando por Santa Monica y siguiendo por el innovador núcleo de Silicon Valley, se informó que la vista para la demanda sería el 29 de febrero. Mal asunto. Aunque Boies y Kessler se apresuraron a interponer un recurso que adelantara la fecha, la pasada madrugada los letrados decidían abortar misión en el 'westside' para centrarse en los aledaños de la Ciudad de los Lagos. "Es una cuestión de tiempo. Es más probable que el proceso sea más rápido en Minnesota, aunque creo que el resultado sería el mismo", comenta el propio Boies, centro de todas las miradas en estos momentos. Pese a ello, tampoco oculta su predilección por Minnesota, sobre todo por una mayor celeridad del proceso: “En Minnesota tienen la agenda menos apretada, además allí hay un gran historial de resoluciones rápidas en casos de este tipo", apuntó. A sus 70 años, en su currículum figura el intento de acabar con el imperio de Microsoft. También es conocido por representar al demócrata Al Gore ante George Bush en la pugna por el controvertido resultado de las elecciones de 2000 en el Estado de Florida, decisivas para el devenir estadounidense.

La NBA no ha tardado en responder y, a través de un comunicado emitido por su su vicepresidente ejecutivo Rick Buchanan, ha expresado su opinión sin tapujos: "El señor Boies y su equipo han intentado trasladar el proceso a un foro más amigable con una demanda que carece de fundamento legal”. Detrás del embrollo, algunas voces optimistas como las del periodista Chris Sherindan apuntan a que Boies podría coger el teléfono y contactar con la Liga más de una semana después. Elucubraciones aparte, el abogado siempre se ha mostrado favorable a cerrar heridas y negociar con la NBA pero cuando fuera el momento.

En estos momentos un total de 14 jugadores han sido los que han firmado la única demanda vigente. Entre ellos se encuentran hombres y nombres tan mediáticos como Carmelo Anthony, Kevin Durant, Rajon Rondo o Steve Nash. En la denuncia, tal y como informa la agencia Associated Press, los jugadores expresan que "a pesar de los esfuerzos hechos por el sindicato, incluyendo concesiones como la pérdida de 1.000 millones de dólares en salarios en seis años, la NBA, básicamente, se ha negado a negociar". Así las cosas, y según recogen diversos medios estadounidenses, la Liga tiene hasta el próximo 5 de diciembre para presentar las correspondientes alegaciones ante el juez del distrito Patrick J. Schiltz. 

La guerra sigue, los días pasan y el 10 de enero, fecha límite para salvar la temporada, está más cerca. La amenaza para los propietarios es tan clara que podrían perder el litigio por violar las leyes antimonopolio e incluso tener que llegar a triplicar el pago a los jugadores por daños y perjuicios, aunque sería un proceso demasiado largo y simplemente podría abocar a la desaparición total de la mejor liga del mundo. Pero al fin y al cabo, por el bien de todos, ése no debería ser el camino a seguir.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Alguien deberá ceder

Esta pasada madrugada debería haber comenzado una nueva temporada NBA. Los amigos del insomnio y las solitarias madrugadas frente al televisor, véase computadora en su versión más austera, se hubieran levantado con las primeras ojeras del calendario tras asistir in situ a la presentación del curso baloncestístico 2011/2012. Mark Cuban debería haber observado como Nowitzki y sus chicos recibían una merecida joya con forma de anillo. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. Hace 124 días que los pronósticos más pesimistas tomaron forma. Y es que los 48 encuentros en dos años entre el sindicato de jugadores y los propietarios de las franquicias, intensificados hasta la extenuación con once citas que ascendieron a 87 horas en el último mes, no han cristalizado en un acuerdo que sirva para rubricar un nuevo convenio colectivo (CBA) que rija las relaciones laborales, como mínimo, durante los próximos seis años así como la fecha de inicio de la nueva temporada.

Y es que, tal y como expresó David Stern tras el encuentro del último viernes, “no habrá una temporada completa de NBA bajo ninguna de las circunstancias". Al comisionado pareció no quedarle más remedio que recurrir a la cancelación de dos semanas más de temporada regular. En septiembre se suprimía de manera oficial el comienzo de la pretemporada. El 10 de octubre borró del mapa las dos primeras semanas de competición, del 1 al 14 de noviembre y el pasado viernes día 27 de octubre el primer mes de competición pasaba a mejor vida. Con la cancelación definitiva de todos los partidos del mes, 202 para ser exactos, se estima que propietarios y jugadores perderán 800 millones de dólares. A ello hay que añadir 200 millones más debido a la ausencia de pretemporada.

La distribución de los ingresos totales anuales de 4.300 millones de dólares sigue siendo el principal caballo de batalla. "Ahora habrá que ver de qué magnitud son las pérdidas y hacer nuevos cálculos", sentenció Stern con gesto serio tras el último encuentro. Un encuentro que acabó cuando los propietarios se mantuvieron firmes en un reparto del 50-50 de los ingresos relacionados con el baloncesto (BRI, sus siglas en inglés). "Él (Hunter) cerró su agenda, se levantó de la mesa para irse de la sala de reuniones. Es aquí donde nos encontramos”. Así explicaba a los medios cómo se torcieron por enésima vez las negociaciones. El presidente del sindicato se resiste a bajar “un céntimo” del 52%. Recordemos que en anterior convenio el trozo del pastel para jugadores y propietarios se repartía en una proporción de 57-43. Además, se molestó en aclarar que “los dueños una vez más no actuaron de buena fe en la negociación y se demuestra cuando llegan los puntos claves en los que se espera se acerquen posiciones y se limitan a decir que ellos tienen que cuadrar sus cuentas. La oferta del 50-50 saben que no es justa y volvieron a engañarnos". A efectos prácticos, los dos puntos porcentuales BRI representan 80 millones de dólares. ¿Insalvables? Hasta el momento así ha sido.

Ahí no queda la cosa. Hay otros puntos, con una naturaleza más residual en cualquier caso, que mantienen encendida la mecha. Los propietarios solicitan que los equipos que superen el límite salarial, y que por tanto sean penalizados con el impuesto de lujo, no se puedan acoger a la figura del ‘sign and trade’, contrato en el que un equipo le ofrece un salario a un jugador y posteriormente lo vende a otra franquicia (véase el caso de Carmelo Anthony con los Nuggets el pasado febrero antes de recalar en el Madison). Los dueños quieren que tenga una vigencia de diez años mientras que los jugadores quieren incluir una claúsula de ruptura a los seis o a los ocho. Por último están las ganancias anuales. Con el convenio que expiró el pasado 1 de julio, los jugadores acogidos a la ‘Bird exception’ (las franquicias pueden superar el límite sin penalización si firman a un agente libre propio) podrían aumentar sus ganancias anuales un 10.5% y el resto un 8%. Ahora los propietarios quieren reducirlas hasta un 50%. Resultado: la vida sigue igual y ninguna de las partes estableció una fecha para retomar los contactos.

Con todo y con eso, se cree que los agotadores encuentros dieron con algunos puntos en común. De hecho, según publicaba el New York Times el pasado lunes el acuerdo es del 95%. Así se parece que se ha dado luz verde a aspectos entre los que destacan: una menor duración de los contratros garantizados, de seis a cinco años en el caso de los jugadores acogidos a la ‘Bird exception’ y de cinco a cuatro para el resto, el sustancial endurecimiento de la tasa de lujo o una claúsula de amnistía que permita cortar a jugadores a los que aun siguiendo abonando sus salarios, éstos no computen en el límite salarial.

Sin embargo, para los dueños esa concesión no es suficiente. Aun con la soñada distribución 'fifty-fifty', la reducción de la perdida de los 300 millones de dólares que tuvieron la pasada temporada se quedaría en 280 millones de dólares. Los dueños, en una utópica propuesta inicial, habían solicitado dar un 40% a los jugadores y quedarse ellos con el 60%, por lo que llegar hasta un 50% es considerado por Stern como una gran concesión, que no se da en ninguna de las otras ligas profesionales que hay en Estados Unidos. Pero la diferencia con el fútbol americano (NFL) y las Grandes Ligas de beisbol (MLS) es que nunca en su historia los jugadores recibieron tanto al tiempo que disponían de un límite salarial "flexible", exenciones y contratos garantizados de larga duración. Si los tuvieron los jugadores de la liga nacional de hockey sobre hielo (NHL) hasta que llegó la firma del último convenio colectivo que generó la huelga en el 2004-05 de toda la temporada completa. El conflicto acabó cuando los jugadores aceptaron los puntos claves que reivindicaban los dueños, que al igual que los de la NBA tuvieron que cambiar un modelo económico que era deficitario.

Aún llegandose a un acuerdo en hipotéticas reuniones futuras, los más optimistas que pronostiquen acuerdo a la vista deberán esperar cosa de un mes más para ver un partido de temporada regular. Así ocurrió en la campaña 1998/1999, cuando el acuerdo se hizo oficial el día de Reyes y el primer encuentro de la recordada como la 'temporada del asterisco' se jugó el día 5 de febrero. La explicación de este lapso de tiempo es la siguiente: desde que se llegue a un principio de acuerdo hasta que se redacte, apruebe y se rubrique con la protocolaria firma pasarían entre 10 y 15 días. Momento para abrir una breve pretemporada y un apasionante mercado de fichajes (muchos agentes libres optan a contrato) que retrasarían el inicio entre otros 10 y 14 días más. “Se necesita un mes para empezar la temporada y noviembre ya se ha perdido”, dijo Stern.

¿Qué es el BRI?


Como ya hemos comentado en alguna ocasión, Larry Coon, quizá la voz más experta en lo que a salarios y reparto del dinero se refiere, desglosó lo que está incluido en el BRI. El punto más caliente en las negociaciones engloba las entradas durante la Liga Regular y playoffs, derechos de retransmisión, parking y las ganancias generadas en: partidos de exhibición, promociones de equipos, patrocinadores, campus de pretemporada, ventas de bebidas, el 40% de las suites de lujo de los pabellones, las localidades premium, el 40% de la firma de los pabellones, entre el 45% y el 50% de los 'naming rights' (cantidad desembolsada porque el arena de una franquicia se relacione con una determinada empresa) de los pabellones, la concesión de las tiendas de los pabellones. Ahí no queda la cosa. Hay otros elementos que siguen sumando dólares a la lista. En ellos habría que incluir las retribuciones generadas en los All Star, Open McDonald's y otros eventos similares así como los derechos de televisión internacional y lo generado por NBA Properties.

Mientras… Multas, escisiones y malos entendidos


Micky Arison, judío americano de ancestros rumanos, es un hombre rico y sin complejos al tiempo que ejerce como dueño de los Miami Heat. El pasado viernes se llenó de gloria y entró al trapo con algunos aficionados vía twitter. Con ellos intercambió algunas frases para el recuerdo que le han valido una sanción de 500.000 dólares. Calderilla para un multimillonario que, entre otras cosas, surte de exquisitas hamburguesas a los pasajeros de sus cruceros. Todo empieza cuando uno de tantos furiosos fans acusó a Arison de ser un "cerdo ambicioso". Arison respondió que estaba "ladrando al dueño equivocado". La frase fue suprimida de su ‘timeline’ poco tiempo después. Otro internauta le sugirió: "Sé que en este punto no es nuestra culpa. Se ha convertido en un juego de niños, hombres adultos tomando decisiones estúpidas por dinero". “Exactamente”, respondió. Como último regalo aprovechó la mención de un aficionado para defender su papel. "Ustedes, los propietarios, no se preocupan para nada por los fans", expresó un aficionado. Arison sentenció: "Equivocado, nos preocupamos mucho". Aclarar que Stern prohibió a los dueños de los equipos hacer cualquier comentario sobre el conflicto.

De sus palabras se desprende el supuesto distanciamiento entre los propietarios que ya apuntó en su día Billy Hunter tras una de las reuniones. Según sus declaraciones parece que los máximos dirigentes de las franquicias punteras, donde se incluye al propio Arison junto a nombre como los de Jim Dolan (Knicks), Mark Cuban (Mavericks) o Jerry Buss (Lakers) sí que estarían por la labor de acercar posturas. ¿Bipolaridad NBA cuando se pretende todo lo contrario? Juzguen ustedes mismos. Aunque esta vez la sanción sea ejemplarizante, no es la primera ocasión que el 'jefecito' Stern calma los ánimos con elevadas multas. Ted Leonsis, propietario de los Washington Wizards, fue multado el pasado año con 100.000 dólares por hacer comentarios públicos sobre las pretensiones de un limite salarial duro por parte de los dueños. Sin ir más lejos, el mismísimo Michael Jordan, accionista mayoritario de los Charlotte Bobcats, pecó de ingenuo y comentó a un medio australiano la insostenibilidad del actual modelo de negocio que rige la NBA.

El revuelo también llega en el seno del sindicato de jugadores donde la rumorología apuntaba que la bicefalía Hunter-Fisher no pasa por su mejor momento. Se ha especulado ante la posible traición del base de los Lakers quien se decía podría haber negociado con la liga a espaldas de su presidente ejecutivo. Desacato a la autoridad papal de los jugadores que el jugador de 37 años se ha apresurado en desmentir a través de una combativa carta a los jugadores haciendo una clara llamada a la unión. "El intento por parte de 'fuentes' de dividirnos será infructuoso. Continuaremos trabajando cada día para hacer lo correcto para ti, el negocio del que depende nuestra liga y nuestros aficionados", sentenció. "Cualquier información contraria es falsa. No ha habido acuerdos ni negociaciones por separado, o algo cerrado. Estamos unidos en serviros y en presentar las mejores opciones para que todo el mundo vuelva a trabajar", rezaba un extracto del escrito que publicaba el martes la ESPN.

Kobe, el que más pierde


Bajo el título de 'el dinero perdido nunca se encuentra', el portal 'hoopsworld' expone con súbita claridad el cálculo sobre la pérdida de emolumentos por parte de los jugadores. El mes de noviembre es el primero del año en la temporada NBA. Justo cuando los cheques comienzan a asomar la cabeza. Unos cada quince días y otros cada mes, los jugadores reciben la traducción en forma de dólares de los servicios prestados. Un dinero irrecuperable a día de hoy. El salario mínimo de la liga viene fijado por los años de experiencia. Independientemente de esto último, un novato que no haya sido drafteado puede firmar un contrato mínimo de al menos 473.604 dólares; mientras, un veterano con diez años en la liga a cuestas puede acogerse al salario mínimo de veteranos cifrado en 1.352.181 dólares. Estas dos escalas acumularán unas pérdidas que osiclan entre los 80.500 y los 230.000 dólares.

El dinero vuela y escapa al alcance de las estrellas. Hombres que, aun siendo capaces de seguir haciendo caja con la misma facilidad que se fabrican un tiro durante un partido, son los mayores damnificados. En cabeza anda un tal Kobe Bryant a quien la broma le cuesta 4.3 millones de dólares. Tras él, los otros tres miembros del club de los 20 millones de dólares: Rashard Lewis (3.77), Tim Duncan (3.6) y Kevin Garnett (3.6 ). Ya en una segundo escalafón encontramos a nombres tan destacados como Dwyane Wade (2.64) y Chris Bosh (2.72); por último, Deron Williams, Chris Paul y Elton Brand dejarán de ver entre 2.75 y 3 millone, una cifra similar a la que se verá obligado a perder Pau Gasol. Imaginen pues cómo andarán los denominados hombres de la clase media. Pese a ello, cada uno de los cerca de 450 jugadores que componen la liga recibirá una jugosa propina de 100.000 dólares. Cantidad proveniente del llamado depósito de compensación, diferencia entre lo que les correspondería y lo que efectivamente han recibido, derivado del expirado convenio colectivo. La NBA se los devuelve de manera gentil después de que en la pasada campaña no alcanzaran el 57% del BRI establecido.

Así las cosas, el número de jugadores que han optado por hacer las maletas para jugar en el extranjero ha descendido hasta 65, 22 de los cuales no contemplan en su contrato una cláusula de regreso en caso de que se solucione el conflicto, la gira de partidos de exhibición pretendida por algunas de las principales estrellas ha caído en saco roto y se prevé la posibilidad real de que el mediador federal George Cohen, el mismo que abandonó exhausto las negociaciones, vuelva al campo de batalla para los futuros encuentros. Unos encuentros que si bien no dejan de ser hipotéticos parecen obligados a tornarse en realidad en poco tiempo. Señales a las que todos los que deseamos que el baloncesto no pare nos aferramos como un clavo ardiendo para intentar mirar al futuro con optimismo. Todo indica a que deberán ser los jugadores quienes tiendan la mano finalmente. Así lo han aseguran algunas fuentes de la liga que forman parte activa de las negociaciones al portal ‘Yahoo’: "Billy no puede decir que el 52% o nada, e irse de nuevo”no se puede decir que es 52 o nada, y salir de nuevo. Y continúa: “Eso no volverá a suceder. Es hora de que los jugadores tomen una decisión sobre esto y no habrá otro cheque perdido antes de que lo hagan”. Pues bien, el pasado miércoles el amigo Hunter, a imagen y semejanza de Derek Fisher, hizo pública otra carta con el mismo sustrato combativo en el que se pretende hacer un llamamiento a la unidad y sublevación del 'obrero' ante la opresión del 'patrón'. "Tú papel es importante y los propietarios tienen que saber que vamos a ser fuertes hasta que lleguemos a un acuerdo justo, y no uno condicionado y forzado. Hemos estado preparándonos para este momento durante dos años y ahora estamos aquí", consta en el escrito. Aparquen sus egos, negocien y lleguen a un acuerdo pero no priven al mundo del mejor baloncesto del planeta. Según informó el periodista de la ESPN Ric Bucher, los miembros del sindicato de jugadores volverán a reunirse este jueves para trazar la línea a seguir en futuros encuentros.

¿Los Celtics quieren esperar?


Paradójicamente, no todos son los que en principio prefieren un regreso inmediato de la competición. Hay gente a la que el 'tran-tran' no perjudica en exceso. "Notaremos mayor frescura en las piernas". Son las palabras Rajon Rondo. Uno de los mejores bases de la NBA habla con conocimiento de causa. Sacadas de contexto pueden sonar descabelladas. Pero a efectos prácticos, lo esgrimido por el base del equipo del trebol contiene una lógica aceptable. Más allá de los millones de dólares que queden por el camino, los Celtics son un equipo veterano. tres de sus cinco titulares a la par que piedras angulares en el sistema, Paul Pierce (34), Ray Allen (35) y Kevin Garnett (36), superan con creces la treintena y se acercan irremediablemente a sus últimas peripecias sobre un parqué NBA. Si a ellos le sumamos otro ilustre como Jermaine O'Neal, con 33 de almanaque y unas rodillas demasiado trilladas en combate. "Los compañeros tienen que estar mental y físicamente preparados para cuando la liga comience", sentenció el pasado lunes en declaraciones a 'Yahoo' el exitosamente musculado director de orquesta.

Sea como fuere, lo cierto es que por ahora tendremos que conformarnos con una retaila de anuncios para hacer más amena la angustiosa espera. El eslogan, el de siempre: Basketball Never Stops (El baloncesto nunca para).

martes, 1 de noviembre de 2011

Una década dorada

1 de noviembre de 2001. La Pirámide de Memphis rebosa tranquilidad. Se dispone a acoger con los brazos abiertos a los Grizzlies, la joven franquicia proveniente de la ciudad canadiense de Vancouver. Y allí, un joven de 21 años inicia la aventura más importante de su vida. Con solo tres años de experiencia en la ACB, Pau Gasol decide dar el salto, previo pago de 425 millones de las antiguas pesetas a su antiguo club, y convertirse en el segundo español en jugar en la NBA tras el difunto Fernando Martín. Su gran campaña con el Barcelona de Aito, donde compartió vestuario con los Karnisovas, Jasikevicius, Rentzias, Navarro, Dueñas, Elson, De la Fuente y compañía, le sirvió para conquistar la Liga y la Copa del Rey además de labrarse un nombre en el panorama baloncestístico internacional. Tras la foto con el Rey Juan Carlos en el palco del Martín Carpena recibiendo el MVP de la Copa, colosal actuación ante el eterno rival incluida, llegó la instantánea con David Stern en el Madison Square Garden. Con un traje muy a la americana, salió para estrechar su mano al mandamás de la mejor liga del mundo. Atlanta Hawks le seleccionó en el puesto número tres del draft pero decidió traspasar sus derechos a los Grizzlies a cambio de un valor en alza como Shareef Abdur-Rahim.

El día después de su presentación con todos los honores por parte del equipo en el Salón San Luis del Hotel Downtown Marriot, el periodista Ronald Tillery escribía en un artículo publicado en el diario local 'Commercial Appeal': "Más nos vale que sea bueno". Y vaya si lo fue. 40 días después de tomar un vuelo lleno de ilusió desde El Prat dirección a Tennesse, previa escala en Atlanta, llegó el esperado momento. Aunque el día anterior Michael Jordan acaparó todas la miradas en su regreso en 'La Catedral' con 38 años para deleitar a los aficionados con su última etapa como profesional en los Wizards, el debut de Pau no pasó en absoluto desapercibido.

Su familia estaba allí para apoyarle. Tampoco quisieron perderse el histórico momento 200 aficionados desplazados desde Barcelona. No tuvo un gran día. 4 puntos, 4 rebotes y 1 asistencia en la derrota ante los Detroit Pistons por 80-90. En parte, pagó la novatada. "Me han podido los nervios", reconocía a los medios españoles que cubrieron el evento. Pero el orgullo, la raza y el coraje, se dejaban vislumbrar desde muty temprano como sus señas de identidad: "Que nadie dude que voy a seguir dando el callo en cada encuentro y que voy a hacerlo mucho mejor. Mi margen de mejora es amplio y creo que puedo hacerlo bastante bien. Quiero ser un gran jugador ya en esta temporada". Fue el comienzo de un cuento de hadas del que todavía no ha despertado.

A pesar de expresar que “aún he de aprender mucho para aportar más cosas a mi equipo” la temporada regular le colocó en su sitió y el hombre de las 'alcachofas' de San Boi pronto se hizo un hueco y se ganó el respeto de las grandes estrellas. Garnett, Duncan o Robinson sufrieron las diabluras en la pintura de un 2,16 con mucha rapidez, soltura en sus movimientos interiores y una mano de cuatro metros que no permitían darle demasiado espacio. En el segundo partido en la NBA donde Pau firmó 14 puntos, 5 rebotes, 2 asistencias y 2 tapones, KG quiso marcar su territorioe hizo gala de su habitual chulería tratando de amedrentarle. Días más tarde, Pau le respondió con un mate en sus narices. “Un, dos, tres, olé”, espetó eufórico el comentarista de la televisión americana.



Diez años después de aquello Pau recuerda sus primeros instantes en la NBA con la misma memoria, aunque con diferentes impresiones, del cuarto encuentro de las finales del Oeste de la pasada campaña. "Es algo que queda. Y siempre he tenido buena memoria. La primera fue un contraataque, un pase de Jayson Williams y una carrera por el medio de la cancha. No fue bien ese partido. Salí con tensión desde el banquillo. Mis compañeros apenas me conocían, no sabían lo que podía rendir, ni cómo jugaba, aseguraba en una entrevistaba publicada por Robert Álvarez en El País el pasado lunes. 

Poco tardó el joven 'blanquito' llegado de Europa en presentar credenciales. El cuarto partido fue otro cantar y como un compañero “se lesionó en el calentamiento previo" al choque, permitiendo a Gasol disfrutar de una inesperada titularidad que no abandonaría hasta el final de campaña. 27 puntos ante los Phoenix Suns fueron su respuesta Como si fuera algo natural, Gasol acabó la temporada con 82 partidos en sus priernas, 79 como titular, siendo el líder estadístico de la franquicia de Tennessee. 17.6 puntos, 8.9 rebotes y 2.7 asistencias en 36.3 minutos por noche bien valieron un galardón como mejor 'rookie' del año. Un inicio que solo sería el primer paso de una meteórica carrera plagada de éxitos.

El deporte, como la vida, es un ciclo. La sonrisa dio paso a la apatía y la amargura del estancamiento y la derrota como forma de vida, relativizada en cualquier caso por los millones de dólares de un brillante contrato y el poder hacer lo que más gusta. Su ascenso con los Grizzlies no cesó. Las tres primeras presencias consecutivas en playoffs (2004, 2005 y 2006) de los imberbes Grizzlies, con sus correspondientes barridas, constituyen solo una parte del legado que dejó sobre el parqué el mejor jugador que ha pasado hasta el momento por la ciudad que vio nacer a Elvis Presley. Tras este trienio de alegrías llegó un año y medio de soledad en ataque que dejó al equipo con un paupérrimo balance de 22 victorias en 2007.

Pero Pau contaba con el respeto labrado años atrás y pudo reconducir su futuro. Los Lakers apostaron fuerte y Memphis observó con pena y sin rechistar la marcha de su ídolo. Siempre le agradecieron de forma emotiva los servicios prestados durante los seis años y medio en los que se dejó la piel en cada partido. Kwame Brown (número 1 del draft de 2001), Javaris Crittenton y Aaron McKie, dos primeras rondas de los drafts de 2008 y 2010 y los derechos que los Lakers tenían sobre su hermano Marc Gasol hicieron posible la operación. A sus 31 años, con dos anillos y presencias en un All-Star a sus espaldas, se enfrenta a un futuro incierto.. Tras su renovación por la franquicia californiana por tres años (efectivos desde la 2011/2012 hasta la 2013/2014), el jugador debería percibir este año unos 18.714.150 de dólares que irremediablemente se verán menguados. El actual lockout q ue mantiene bloqueado el inicio de la temporada lo ha impedido. Perderá dinero, se calcula que unos tres millones de dólares, pero no la ilusión por seguir creciendo y desquitarse de un año duro con los Lakers se mantendrá intacta. Tendremos Pau para rato.

Aquí os dejamos un vídeo del debut de 'E.T.' con los Grizzlies aquel mágico 1 de noviembre de 2001. Al aparato, dos hombres que han contribuido a engrandecer más si cabe este deporte: Andrés Montes y Antoni Daimiel.