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viernes, 9 de septiembre de 2011

La vida sin Pau

Triste. Rozando el esperpento. Ni los más viejos del lugar recuerdan un encuentro de baloncesto donde la selección española acumulara casi nueve minutos sin anotar. Dos puntos en el último cuarto supusieron la rendición y trajeron debajo del brazo la primera derrota de este Europeo. Una derrota ante Turquía (55-67) que saca a relucir la peor cara de un grupo diseñado para ganar. Aviso para navegantes antes de medirse, en una lucha fraticida, con tres pesos pesados del baloncesto continental como Alemania, Francia y Serbia.

Llegaba España con una ligera sonrisa. Había motivo. 20 minutos de ensueño ante la anfitriona en la tarde del domingo inflaban de moral a la vigente campeona. La clasificación para la segunda fase era un hecho. Este lunes tocaba rematar la faena. La ambición no conoce límites y la posibilidad de afrontar la siguiente etapa en el campeonato con un balance de 2-0 debía ser un aliciente para salir con todo. Con todos menos con Pau. El pívot se vistió de corto pero solo pisó el parqué para chocar la mano de sus compañeros en los tiempos muertos. Problemas en su tobillo izquierdo invitaron a extremar la prudencia con la joya de la corona. Una obviedad aquello de que la vida sin el mayor exponente de nuestro baloncesto es dura.

Scariolo confía mucho en su equipo. No es para menos. Son muy buenos. Pero sin el macho alfa de la manada, el resto andan perdidos. Sin rumbo claro. En un ambiente frío, empezó España creyendo que Marc es un calco de su hermano mayor. Predominio del juego interior con Ibaka acudiendo a la llamada de la titularidad. Turquía partía con el papel de no ser ni la sombra del equipo que se coronó como subcampeón del mundo el pasado verano en su tierra. Imprecisiones en ataque y Turkoglu haciendo de 'Juan Palomo' forzando acciones, con más corazón que baloncesto. Kanter, número tres del pasado draft, y Asik andaban dormitando. Buenas sensaciones después de que un parcial de 8-0 pusiera el 19-10 a la conclusión del primer acto. Pau, serio en el banquillo, respiraba aliviado.

Pero Orhun Ene, pupilo del gran Tanjevic, guardaba un as en la manga de la mano de Emir Preldzic. Desde Bosnia, lugar de nacimiento, pasando por Eslovenia, y 'prefirió' vivir su particular pasión turca. Cual potro desbocado salió con ganas de plantar unos cada vez más confirmados credenciales. 11 puntos en apenas tres minutos contagiaban a un equipo combativo por naturaleza. La vida sin Pau no es la misma. Navarro (9 puntos) apareció para irse rapidamente. Como si la cosa no fuera con él. Pero eso vino después. Asik, pedía paso y con rebotes puntuales daba muestra de su calidad. La misma que le ha llevado a compartir vestuario en los Bulls con el MVP más joven de la historia. Mientras, la igualdad era la nota dominante. Tras un atisbo de lucidez, contados en la fría tarde en Panevezys, Calderón anotaba un triple que daba paso al tiempo de descanso (38-35).

Estaba claro que Scariolo no arriesgaría. La vida sin Pau seguía siendo dura. Tres jugadores formaban la rotación interior. Claver, la baza del técnico italiano para hacer de cuatro ocasional, no existe. Con dudas y especulaciones arrancó la segunda mitad. Quien no tenía ninguna duda era Preldzic. Otra demostración de suspensiones de todos los colores en un nuevo arreón de siete puntos concentrados en practicamente tres acciones consecutivas. Pero España resistía gracias a un invitado de gala. Felipe Reyes (11 puntos y 6 rebotes) y Marc Gasol (12 puntos y 5 rebotes), en compañía de Ibaka, hacían daño al dudoso juego interior titubeante juego interior otomano. Cualquier parecido con la realidad sería pura coincidencia. Del tranquilizante 48-40 del minuto 26, se pasó al algo más tenso 55-49 al final del cuarto.

Y ahí murió España. Después de una canasta aislada de Felipe no hubo más. Ni en la peor de las pesadillas alguien imaginaría que España encajaría un parcial de 0-16 en contra que solo pudo frenar el sonido de la bocina. Sin ideas, con los tres únicos interiores cargados de faltas, ni la electricidad de Rudy, las 'bombas' de Navarro, algún triple sin justificación de Marc Gasol y con los bases rotando y sobrevolando la pista cual fantasmas, poco había que hacer.

Hacia delante, con talante y buen plante. Esa es la actitud a tomar por la selección tras un cuarto que debe quedar para el olvido. El próximo miércoles dará comienzo la segunda fase. La Alemania de un tal Dirk Nowitzki espera con unas preocupantes ansias de victori tras sumar sendas derrotas en la primera fase ante Francia y Serbia, los otros dos oponentes. Casi nada. Turquía y España. Dos formas bien distintas de llegar a una segunda fase. Lamentablemente para los intereses españoles igual de válidas.

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