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domingo, 11 de septiembre de 2011

España supera la encerrona

Cuando pierdes un partido por veintisiete puntos y haces una piña en el centro del campo, saltando y brincando como si hubieras logrado el más sufrido de los éxitos, algo no cuadra. Esa fue la actitud de la selección francesa tras caer ante España (69-96) en un encuentro marcado por la especulación de Vincent Collet. Lo que podía haber sido uno de los mejores partidos que se pueden presenciar hoy día en el baloncesto FIBA se convirtió en una tranquila y apacible pachanga estival. La tensión, el choque y el pique sano dieron paso a un espectáculo circense impropio de un Europeo. 

Las estadísticas dan paso a la crítica desaforada de una actitud legítima aunque carente de moral. Para todos aquellos que hubieran tenido entre sus manos la edición dominical de L'Équipe, la a priori sorpresa se hubiera tornado en la crónica de una muerte anunciada. Con un más que sospechoso 'Aire para Francia (Le Bleu en el país vecino)' titulaba el prestigioso rotativo galo la previa del encuentro. Y es que, con ambos equipos ya clasificados, Francia sirvió en bandeja la primera plaza del grupo a España. Así, sin más. Desde el país del champagne y la moda de alta costura, en esta ocasión la clase y el glamour brillaron por su ausencia. España esperará al lunes a que termine el Eslovenia-Finlandia para conocer la próxima piedra en el camino. En Francia saben que se medirán a Grecia.

Menospreciando al rival, Collet y su equipo técnico creen que la rejuvenecida plantilla helena no es rival para los atléticos cuerpos de ébano que inundan la geografía francesa. El siempre temido cruce de cuartos será, esta vez con la plana mayor sobre el parqué, puro trámite y tocará esperar una semifinal más liviana sin la anfitriona, a quienes superaron el pasado viernes por 67-73, enfrente.  Detrás de todo, se perseguía alejar a los fantasmas del pasado. En el Europeo de Polonia en 2009, una canasta de Nando de Colo propició una desigual lucha con España en cuartos. 66-86 para los de Scariolo y a casa. Un año más tarde, en el Mundial de Turquía, la inesperada derrota ante Nueva Zelanda les emparejó con la anfitriona. Nuevo batacazo (95-77), maletas y vuelo directo al imponente aeropuerto Charles de Gaulle.

No hay que andar muy avispado para deducir que el buen aficionado a este deporte disfrutó más con el Macedonia-Georgia del pasado jueves. Nada de exageraciones.  Con Parker y Noah bromeando, cuando no bostezando, en la silla el partido quedó visto para sentencia después de veinte minutos de despiste. Y no lo hizo antes porque Pau, Navarro y compañía se contagiaron de la desidia del enemigo. Un quinteto para el recuerdo con Albicy, Batum, Pietrus, Diaw y Traoré aguantaba en el marcador (22-21, min.10). La misma dinámica en el segundo cuarto con Kevin Seraphin (18 puntos), el quinto NBA del equipo, bailando en la pintura con el disfraz de Olajuwon adherido a su fibrada musculatura. Navarro (14 puntos sin fallo) aprovechaba la inoperancia defensiva para dejar patente que su muñeca no le abandonará nunca. Cuando el escolta del Regal Barcelona, con tres personales, es quien más achucha a los rivales, algo falla.

Tras el descanso las peores sospechas acabaron por confirmarse. La igualdad en el marcador pasó a mejor vida y se destapó el pastel. Un parcial de 2-16 con Rudy en modo todoterreno (15 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias) mató el partido. Apelaba Scariolo a la ética del deporte y a tener un día más de descanso antes de una todavía hipotética semifinal, para salir a por todas. Que se le digan a Collet y a los periodistas galos, en el papel de Nostradamus, que acertaron al pie de la letra con el paupérrimo guión (48-68, min.30).

El último acto sirvió para dar minutos a un y convertir el encuentro en un correcalles propio de categorías de formación. Claver aprovechó la oportunidad. Faltas y tiros libres que alargaban el suplicio. Todos querían poner fin a esta farsa. Calderón y Pau dialogaban en el banquillo sin prestar la más mínima atención al partido. Con la máxima diferencia del encuentro (66-96), Albicy terminó lanzando de tres ante los tímidos pitos de los presentes en el Siemens Arena. Inconscientemente, el base francés logró con ese obligado lanzamiento que, por dos puntos, el circo no se conviertiera en la derrota más abultada del campeonato.

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