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miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡Jueguen!

El Kauno Arena ya reluce engalanado en el núcleo económico, académico y cultural de Lituania. 50 millones de euros fueron los culpables de dar forma a este reducto de modernidad. Sus 14.502 asientos esperan pacientes antes de ser ocupados por fervientes aficionados, lituanos principalmente, listos para la hora de la verdad. Y es que Kaunas acogerá desde el próximo miércoles y hasta el domingo la fase final de uno de los mejores europeos de los últimos tiempos. Tras disputar ocho encuentros en 12 días, las ocho selecciones clasificadas para los cuartos de final, librarán una lucha encarnizada. Es momento de dejar a un lado las elucubraciones. La célebre expresión anglosajona del 'win or go home' adoptará durante los próximos días su máxima expresión. En juego, el cetro continental y dos billetes directos para la cita olímpica del próximo verano. Del tercero al sexto puesto deberán pasar por un siempre incómodo pre-olímpico.

Hace algo más de un año, la FIBA sorprendió a todos y amplió de 16 a 24 el número de selecciones que participarían en el torneo. Prevista para el Europeo de 2013 que se disputará en Eslovenia, la decisión llegó antes de lo esperado. Las presiones lituanas tuvieron mucho que ver en este controvertido asunto. La exrepública soviética quería ser la primera en contar con la versión larga del torneo. En principio, España, Serbia, Grecia, Slovenia, Francia, Croacia, Alemania, Lituania, Rusia y Turquía fueron las representantes en el Mundial de 2010. Esto les reservaba de forma automática un billete para Lituania. Otros tuvieron que hacer frente a una liguilla que el tiempo ha dado como innecesaria. Gran Bretaña, Montenegro, Israel, Macedonia y Bélgica se ganaron por mértios propios su presencia. Históricos como Italia quedaron fuera. Tras la decisión del organismo que gobierna el baloncesto mundial, polémica en cualquier caso, Italia, Letonia, Ucrania, Bosnia, Georgia, Bulgaria y Polonia, que se iban a batir en duelo por la última plaza, se toparon con la clasificación. Magníficos los dos patitos, pero quedaban dos invitadas. Portugueses y fineses superaron a Hungría. Criticado por muchos (11 encuentros en 19 días se antojaban agotadores), el espectáculo ha terminado por callar bocas. El baloncesto ha sido el gran beneficiado. Luego llegó el sorteo. Otro cantar. Puro, sin condiciones y caprichoso como de costumbre, concentró al grueso de los favoritos en los dos primeros grupos. Mayor protagonismo para los secundarios. Alemania, Turquía, incluso una apagada Italia, se perdieron por el camino. No hay excusas. Están todos los que son y son todos los que están.

España- Eslovenia (Miércoles 14, 17.00). Siempre favorita


Volvió la mejor España cuando más se la esperaba. Aunque los buenos resultados, solo una derrota ante Turquía en su haber, España no tuvo un inicio demasiado halagüeño. Con el 'Pau sistema' como seña de identidad, el ala-pívot de los Lakers aglutina buena parte de las opciones de revalidad el título conseguido en Polonia. Sin él en la pista, las referencias se disipan. No lo vemos claro y empiezan las dudas y las decisiones equivocadas. Las últimas tres victorias han dado alas y motivos para, no recuperar una fe que nunca se perdió, pero sí confirmar que el desmaquillante hizo efecto, las ojeras desaparecieron y España llega radiante como la más bella de las novias.

Enfrente un grupo venido a menos. Con algo más de dos millones de habitantes, hubo un tiempo en el que fue la región del planeta, exceptuando Estados Unidos, con más jugadores en la NBA por metro cuadrado. Hoy día la cosa ha cambiado ligeramente. Bajo la dirección de un viejo conocido de la afición española como Boza MaljkovicLakovic, Lorbek, Udrih y Smodis resisten con la dinastía Dragic (el NBA Goran y el pequeño Zoran) y un talentoso Mirza Begic que recuerda a aquel que maravilló en Kaunas. para liderar a un grupo con un equipo que no debería plantear excesivas dificultades. Los 67,8 puntos por partido contrastan con los 82,6 de España. Aunque el resto de la estadística anda pareja, la vigente campeona es clara favorita, tal y como asume el viejo Boza en un discurso demasiado victimista. Tácticas. 

Macedonia - Lituania (Miércoles 14, 20.00) El orgullo de un país


En principio una lucha desigual. Macedonia llega como la gran confirmación, que no revelación. Entrenados por Marin Dokuzovski, se meten por primera vez en la historia en una fase final. Y lo hacen por méritos propios. Sin nada que perder, un cinco de garantías les mantiene vivos. En el puesto de base, el estadounidense Bo McCalebb (20.6 puntos, 3.1 rebotes, 3.9 asistencias y 2.3 robos) divide repetidamente sin piedad las zonas rivales. Asume la responsabilidad alejándose del estereotipo de americano 'chupón'. 14 tiros en 34 minutos por encuentro no se antojan desmedidos. Más, siendo, junto a un angel atrapado en un cuerpo de bistonte llamado Pero Antic (11.3 puntos, 8.8 rebotes y 2 asistencias), el termómetro del equipo. Culminan el plantel un Vlado Ilievski, hombre de plena confianza del entrenador (37.1 minutos en pista), que aporta veteranía y calma en los momentos de emoción; el alero Vojdan Stojanovski, tiro exterior y defensa, y el veterano ala-pívot Todor Gechevski completan un quinteto que conoce oculta sus carencias y saca el mayor partido a sus virtudes. Preocupa el poco dominio interior, dado el gusto de sus interiores por el baloncesto moderno, ese en el que los hombre altos deambulan por la línea de tres, y el cansancio de sus estrellas, explotadas hasta la extenuación. No hay mucho más. Llegan después de perder dos encuentros ante Montenegro (70-65) y Rusia (63-61).

Guste o no, parece evidente que la aventura llegará a su fin en unas horas. La anfitriona no está para bromas. Ante un público que vive con bendita locura este deporte, la victoria es una obligación. Kemzura mezcla juventud y experiencia como ningún otro. Los egos andan calmados y todos luchan en bloque con el único objetivo de ganar. Para muestra un botón: seis jugadores se mueven en unos guarismos comprendidos entre los 8.9 puntos del nuevo madridista Martynas Pocius y los 11.8 de un exblanco como Rimantas Kaukenas. Todos cuentan y todos se sienten importantes. Las rotaciones, minuciosamente calculadas, hacen jugar a cada uno el rol para el que fueron concebidos. Más allá de su condición de anfitriona, y lo que podría conllevar, hablamos de un grupo excelente. Guiados, dentro y fuera de la pista, por un Jasikevicius pletórico (10 puntos y 5 asistencias en menos de 18 minutos), que vive un pasional romance con el futuro inmediato de Lituania Jonas Valanciunas. Con la honestidad por bandera, si una desgracia no lo remedia, será el rival de España en semifinales.

Francia – Grecia (Jueves 15, 17.00). Una apuesta arriesgada


Cuando en el último encuentro de la segunda fase ante España, Vincent Collet optó por dejar bromeando y charlando animadamente en el banquillo a Joakim Noah y Tony Parker, en su cabeza, por mucho que se trate de negar la mayor, solo había hueco para una idea: perder. Como lo oyen. Francia se abstuvo de la brega de una forma ridícula, impropia de un equipo profesional. Por desgracia, no será la primera ni la última vez. El profesor Collet intentó jugar al despiste al término del partido recurriendo a un argumento falaz. “Ya vimos lo que pasó en el Europeo de 2009. Entonces nosotros quedamos los primeros en la seguna fase y España fue la cuarta de su grupo. Nos enfrentamos en los cuartos y nos eliminaron”. Cualquier individuo con un mímino de lucidez sabe que, con la clasificación en el bolsillo antes del partido además de conocer de antemano el rival en cuartos en caso de pasar como segundos, el verdadero motivo de la estrepitosa derrota (69-96), tras llegar al choque con un currículum impoluto, residía en evitar a Lituania en una hipotética semifinal. De esta decisión se derivan a su vez dos confusas conclusiones. La primera, que en Francia, admirable optimismo, dan por hecho que ganarán a los griegos en cuartos y, en segundo lugar, que la condición de anfitriona de los chicos de Kemzura, a lo que ganaron 67-73, asusta cuando en juego está un billete directo para los próximos Juegos Olímpicos y la opción de ganar el campeonato. No hay marcha atrás. La decisión está tomada y habrá que esperar a los próximos días para que la controvertida decisión dicte sentencia. 

Para empezar, llega la despreciada Grecia. Con el debutante Ilias Zouros, actual técnico del Zalgiris Kaunas, al frente, el combinado heleno ha tenido que reinventarse. Entre lesiones y opciones personales, nombres ilustres como los de Papaloukas, Diamantidis, Tsartsaris, Spanoulis, Mavrokefalidis, Schortsanitis y Perperoglou han quedado fuera de la lista. Mucho se ha tenido que estrujar el cerebro para diseñar una plantilla de garantías dispuesta a mantener en liza a este histórico del baloncesto europeo. Juventud (la edad media de la plantilla bajó dos años respecto al Mundial de Turquía) y ambición sobran. Faltan las referencias. Zisis por fuera y Bourusis en la pintura son las puntas de un Iceberg con un hielo que , Con un Calathes en la posición de base que no está refrendando la confianza depositada por Obradovic en el Panathinaikos, deberán aprovechar la versatilidad de hombres como Fotsis, Kaimakoglou y Papanikolaou para atacar a los galos. Kostas Koufos, único ciudadano griego en la NBA, puede ser un factor a tener en cuenta, siempre y cuando el grupo engrase la maquinaria que le permitan recibir balones. Lo de fabricarse sus propios tiros no es uno de los puntos fuertes del pívot de los Denver Nuggets. Por último aún esperan, desde Creta al Peloponeso, que el microondas Vasileiadis entre en ebullición. 

Por parte francesa, la mencionada abstención no afectará. Collet contará con toda su artillería. Bajo la dirección de Tony Parker (22.1 puntos, 4.7 asistencias y 3.1 rebotes), cuentan con un quinteto que asusta. Junto al triple campeón de la NBA, Diaw (8.8 puntos, 5.1 rebotes y 2 asistencias), Batum (13.5 puntos, 2.8 rebotes, 1.1 asistencias y 2.4 robos), Noah (9.6 puntos, 8 rebotes y 1.1 asistencias) y Pietrus. Tras muchos veranos dedicados a su selección, el triple campeón de la NBA con los Spurs tiene más cerca que nunca la gloria fuera de los Estados Unidos. El bronce logrado en el Eurobasket de 2005 reluce muy poco en sus vitrinas. Estar en Londres también sería un sueño.

Rusia - Serbia (Jueves 15, 20.00) Reminiscencia del pasado


Gary Lineker
definió el fútbol como "un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania". En el mundo de la canasta, la célebre frase del exjugador británico se puede aplicar al país balcánico. Serbia sufrió hasta el último suspiro en la segunda fase. Ersan Ilyasova tuvo en sus manos el tiro que hubiera acabado con la joven Serbia del general Ivkovic. Finales dramáticos, solo aptos para corazones de origen balcánico. Por su parte, los rusos, han permanecido impertérritos hasta la fecha. El triple imposible de Monya ante Macedonia, que les deja con el engañoso honor de ser la única selección invicta, decidió un reencuentro.Dos colosos frente a frente. La vista atrás en el tiempo es inevitable cuando hablamos de dos pesos importantes de los grandes dominadores de la historia del baloncesto europeo. Mucho han cambiado las cosas desde que esta rivalidad, proveniente de los épicos duelos entre la URSS y Yugoslavia dejará imágenes inolvidables en el imaginario colectivo.

Serbia llega con la duda del carácter de algunos de sus hombres. Teodosic, por mucho el mejor director de orquesta del continente, está demostrando que es capaz de lo mejor y lo peor. A partir de ahora, el margen de error se minimiza, y la madurez deberá salir a relucir. Krstic y Savanovic escudan en la zona al nuevo integrante del CSKA de Moscú. Keselj y Tepic completan un quinteto que asusta. Macvan, Bjelica y dos perros de presa como Rasic y 

 

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