Dudas. Esa y no otra es la amarga conclusión que se desprende del recorrido de la selección en este Europeo. Se buscan motivos, razones para seguir soñando y no perder la fe. Pensar que todo fue una pesadilla, fruto de un mal rato, no ayudará. España debe afrontar los problemas de frente. Algo que parece difícil sin la piedra angular de este equipo. Pau Gasol no estuvo ante Turquía. Pese a ello, caer en el lamento y escudarse en el hombre que parió el baloncesto patrió no es la mejor solución. Si antes de iniciar el campeonato entregadas voces no dudaban en asegurar que estábamos ante el mejor equipo español de la historia, el juego y los resultados no opinan lo mismo. Una de cal (Lituania) y otra de arena (Turquía) mostraron una preocupante dualidad. Dos versiones, dos caras que rebajan la euforia y entierran el optimismo sistemático. Nada mejor que una buena dosis de realismo para bajar de la nube y aterrizar en el Siemens Arena de Vilnius con energías renovadas. Al menos, a 20 km de la capital podrán gozar de la concentración necesaria en un búnker a todo trapo, en contraste con las penurías que transmitía el anteior emplazamiento en la pequeña Panevezys.Cierto que el formato de competición no es el más justo de todos los posibles. Pero si no lo es para España, tampoco lo ha sido para las 23 selecciones repartidas por Lituania. El cansancio de los titulares es una obviedad. Fondo de armario hay. El tema es que se quiera usar o prefiramos ir todos los días con el uniforme de gala. Sin tiempo para más, tras quedar encuadrados en un grupo asequible según auguraban los mejores pronósticos, una tarde para el olvido en el Cido Arena, complica y mucho la existencia. Llega el todo o nada. La gloria o el fracaso, siempre separados por una ténue frontera en ocasiones casi inapreciable. Llegan tres partidos a vida o muerte. Tres finales anticipadas ante tres de los pesos pesados del baloncesto continental. Un grupo de la muerte llevado hasta las últimas consecuencias. El espectáculo parece garantizado. Los aficionados vibrarán y disfrutarán. Son estos partidos los que consagran y sientan cátedra. A pesar de ello, los protagonistas hubieran preferirlo sufrir en menor medida. En el horizonte los cruces y dos billetes directos para la próxima cita Olímpica. No corran, eso vendrá después.
La inesperada, por aquello de no perder la fe en la vigente campeona de Europa, derrota ante Turquía iguala las fuerzas entre los tres clasificados del grupo A. Sí, también Polonia podría haber superado a Gran Bretaña y anotar dos puntos en un cuarto no hubiera creado tanto revuelo. Pero no. Quien juega con fuego suele quemarse y los tres equipos (Lituania, Turquía y la propia España, parten con un balance de 1-1. En el otro bando, los Nowitzki, Parker o un verdugo llamado Teodosic aguardan impacientes. Por si alguien anda despistado, aquí van algunas claves de los próximos rivales de España. “El objetivo es ganar los tres”, comentaba Felipe Reyes tras ser el único hombre de la selección en hacer una canasta durante el último cuarto ante los turcos. Más que un objetivo, es una necesidad si se quieren evitar cálculos de última hora.
Alemania (Miércoles, 14.30 horas)
La primera piedra en el camino. Con Nowitzki en el equipo, la vida se ve de otra manera. El que va camino de convertirse, si es que queremos ser cautos, en el mejor europeo de todos los tiempos es vital. Pero no se confundan. Esta no es la Alemania que sin el genio de Würzburg quedó condenada al más terrible ostracismo en 2009 donde una décima plaza dejaba patente la falta de liderazgo. Peor aún en 2010, donde Jagla, que ahora solo lanza a canasta en los calentamientos, ejerció de punta de lanza para hundirse en las cloacas y acabar el Mundial de Turquía en decimoséptima posición. Tras tocar el cielo con los Mavericks, Dirk acude al rescate. Se trae consigo a su escudero Chris Kaman, que en cuanto supo de sus antepasados teutones no dudo en cruzar el charco. Eso sí, siempre de la mano del gran Robin Hood, como le gustaba decir al inolvidable Andrés Montes. Ambos forman la mejor pareja interior del campeonato. Lo sentimos por los hermanos Gasol o la posible combinación de alguno de ellos con el atleta de ébano Serge Ibaka.Un alero (2,09 que coincide con la media de altura del combinado germano) alto como Benzing sirve de contrapunto a la dupla NBA con un tiro exterior más que aceptable Como director de orquesta un correcto Schaffartzik que parece tener la cabeza sobre los hombros. Más allá de sus temibles hombres, España deberá temer la sed de victoria. Porque Nowitzki (20,4 puntos en cinco encuentros previos) y el resto no han hecho los deberes. Las dos derrotas ante Francia (76-65) y Serbia (64-75), los otros dos equipos del grupo B presentes en esta segunda fase, les dejan en una posición preocupante. Solo el papel de Italia ha servido de empujón final. De lo contrario, hubieran tenido que sudar más de lo debido para la fecha en la que nos encontramos. Y seguirán sudando.
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