Ni rastro de LeBron

LeBron James, perfecto ególatra, es un gran jugador de baloncesto. Lo cierto es que, después detrás de cada canasta, los ojos le hacen chiribitas y en su retina sólo aparecen billetes y más billetes. Antes de llegar a la NBA, procedente del instituto, ya había firmado un contrato con Nike por algo más de 90 millones de dólares por siete años. Con apenas 18 años era toda una estrella mediática en Estados Unidos. Consiguió que televisaran a nivel estatal partidos de su instituto -que llegó a alcanzar el título nacional con un incombustible James- con el que posteriormente han rodado un película que se estrenará en las salas de EEUU el próximo 2 de octubre con un nombre que al autodenominado como King James le viene como anillo al dedo: 'More than a game'.

El emotivo film, porque lo es, nos da a conocer las vivencias internas de LeBron y sus compañeros del St. Vincent - St. Mary's High School de Akron (Ohio), localidad natal de la estrella. La historia soñada por todos alguna vez. Cómo se va fraduando el éxito, a partir de unos comienzos especialmente duros en los que nadie te regala nada. Sin embargo, al final, y tras un largo periodo de esfuerzo, se recogen los frutos. Todo un ejemplo de lucha y superación en el que los valores que transmite el deporte de equipo aplicados a la vida cotidiana es la mejor lección, vease conclusión, de la proyección.Con ello me gustaría poner en situación los precedentes como 'business man' de LeBron. Tras siete temporadas en la NBA (fue elegido número 1 en el draft de 2003 en uno de las mejores ceremonias veraniegas que se recuerdan en la Gran Manzana en los últimos años) es todo un ídolo de masas. Capaz de duplicar sus ingresos en contratos publicitarios en relación a su salario como jugador de baloncesto (decir en su favor que no es el único) su rostro es uno de los más carismáticos del mundo del baloncesto. Vende camisetas, zapatillas, ropa, marca tendencias, se codea con las grandes estrellas del papel 'couché'... Lo que al otro lado del charco se conoce como una 'celebrity'. Tras siete años ligado a los Cavaliers de Cleveland y tras ver frustrado su deseo de enfundarse el anillo que le acredite como Campeón de la NBA tenía en mente tomar una decisión que diera un giro completo a su carrera. Su condición de agente libre facilitaría y mucho las cosas. Pero estamos hablando de los para muchos el posible sucesor de un tal Michael Jordan -tendremos que esperar a que gane su primer anillo, y luego esperar otros cinco, pero bueno-. Con ello quiero decir que no se puede optar por decir: 'Oye que me voy a no sé dónde'. De eso nada.
Como marcan los cánones, James y sus múltiples consejeros -según diversos estudios podría igualar la cifra de nuestro Presidente Zapatero- optaron por hacerlo a lo grande. A pesar de haber sido tratado como un mercenario en su tierra, el ex ídolo de Cleveland quiso dar a conocer su futuro a través de un programa de televisión en 'prime time'. La cadena ESPN fue la elegida. Todo para decir que ni New York, ni Chicago, ni Cleveland. Miami sería su nueva casa.