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martes, 4 de enero de 2011

Call me romantic

La red nos permite revivir tiempos pasados y deleitarnos con momentos únicos e irrepetibles que emocionan y ponen la piel de gallina. Y, como cada uno de los que son elegidos para formar parte de este espacio, el presente documento no se quedará atrás y pretende cumplir con las expectativas una vez más. Sin más dilación, nos remontamos al año 1986. A quien escribe todavía le quedaba algo más de un año para ser un proyecto, y no de escalera, como dirían los amantes del Texas Holdem, precisamente.

La NBA acababa de culminar su segunda temporada con la presencia de Michael Jordan en sus filas. En la primera, aquel jovencito elegido por los Chicago Bulls en el puesto número 3 del draft de 1984 (inexplicablemente por detrás de un olvidado Sam Bowie) había conseguido deslumbrar a propios y extraños. Con un balance de 38-44, consiguió meter en playoffs a la franquicia de Illinois por tercera vez en los últimos diez años. La aventura en las eliminatorias por el título se vio cortada por los Milwaukee Bucks a las primeras de cambio tras vencer en los cuartos de final de la Conferencia Este por 3-1. A nivel individual, el yogurín con el '23' a la espalda fue nombrado rookie del año tras conseguir unos promedios impropios de un recien llegado: 28.2 puntos, 6.5 rebotes y 5.9 asistencias en 38.3 minutos de juego (29.3 puntos, 5.8 rebotes y 8.5 asistencias en los cuatro encuentros de postemporada). Estas clarividentes estadísticas las completan la inclusión de Jordan en el All-Star, tras recibir el apoyo de unos fans que se rindieron desde el primer año al nacimiento de una leyenda, y los 49 puntos, récord de anotación en la historia del equipo para un novato frente a los Pistons de Isiah Thomas.

De la siguiente temporada poco se puede decir. Bueno, ahora que lo pienso quizá sí.Una lesión, de las pocas que tuvo a lo largo de su exitosa carrera, hizo que se perdiera gran parte de la temporada. Sólo pudo disputar 17 encuentros de temporada regular (22.7 puntos, 3.6 rebotes y 2.9 asistencias). A pesar de ello, MJ volvió para disputar unos playoffs a los que los hombres entrenados habían logrado acceder gracias a un registro de 30-52. Los Boston Celtics de Lary Bird, Kevin McHale, Robert Parish, Dennis Johnson y Danny Ainge esperaban. Y como era de esperar eliminaron a los Bulls por 3-0.

Sin embargo, aquella eliminatoria sirivió para que un recuperado Michael Jordan dejara para la posteridad una de las mejores actuaciones que jamás se han visto, y se verán, sobre una cancha de baloncesto. A pesar de la derrota en el segundo partido de la serie, al mejor de cinco tras dos prórrogas por 135-131, en uno de los templos de este deporte como es el Boston Garden (actual TD Garden), un sophomore con el '23' a la espalda anotó 63 puntos estableciendo un récord de anotación en playoffs que aún hoy permanece vigente. El mismo chico de 23 años que hizo pronunciar a una, por aquel entonces, institución de la liga como Larry Bird la inmortal frase: "He visto a dios disfrazado de jugador de baloncesto".

Tras la temporada fue vox populi el nacimiento de una nueva estrella. Un hombre diferente. Una edición limitada que muy pronto se convertiría en el mejor jugador de todos los tiempos. Por esas fechas y después de su logro frente a los que a la postre se hicieron con el anillo de campeón tras derrotar a los Houston Rockets en las finales por 4-2, Jordan realizó una graciosa entrevista en uno de los Late Nights de mayor éxito durante los ochenta y noventa en los Estados Unidos: 'Late Night with David Letterman' de la NBC.

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