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sábado, 18 de junio de 2011

Ricky, a la aventura

"Siento que es el momento". Esa fue una de las frases que se pudieron escuchar el pasado viernes en la sala de prensa del Camp Nou. No fue Guardiola. Tampoco Messi, Xavi, Villa o Pedro. Su autor era un integrante de la sección de baloncesto del club azulgrana, Ricky Rubio. El base español decide acabar con dos años de rumores y especulaciones y dar el salto a la mejor liga del mundo. Podía haber sido hace dos años pero 6 millones de dólares (4,1 de euros) tuvieron la culpa. Los mismos que le hubieran dado vía libre para firmar por los Minnesota Timberwolves, la franquicia que acaba de elegirle en el puesto cinco del draft y a la que, bajo el amparo de las reglas de la liga, sólo se le permitía afrontar medio millón. El resto debía correr a cuenta del jugador. Esa fue la semilla para acabar recalando en el Regal Barcelona. Un mejor contrato que le pudiera afrontar con garantías su particular sueño americano.
A sus 20 años el base de El Masnou inicia una nueva etapa en su carrera. Antes deberá pagar de su bolsillo el millón de euros de indemnización pactado con la directiva, de los cuales el jugador abonará 650.000 euros mientras que el resto (350.000) correrán a cuenta de la franquicia de Mineápolis. [Vea los mejores momentos de Ricky en Europa]

Y parece que la jugada ha salido según lo previsto. Bueno, eso habrá que verlo. El escepticismo reina en el ambiente. Todos se rinden a reconocer lo evidente: la precocidad en sus logros. Nadie en la historia de nuestro baloncesto sabe lo que es debutar a los 14 años y 11 meses. Y menos que ese incio fulgurante tuviera continuidad. Tanto a nivel de club como de selección. "Me voy con el último título que me faltaba, la Liga", comentó en su despedida. Sin embargo, las alabanzas y los halagos fáciles no deben esconder unas carencias evidentes.

Es innegable que el juego de Rubio ha venido de más a menos. Su desastrosa última temporada, iniciada la selección en el Mundial de Turquía del pasado verano, no ha hecho más que confirmar todas las sospechas. 5, 5 puntos, 4,4 asistencias y 1,85 robos en 21.6 minutos son sus credenciales en lo que a estadística se refiere. Números aparte, la falta de liderazgo y la suplencia en la última final de Liga ante el Bilbao son un síntoma evidente de que una parte importante del Ricky 'Business' que encandilara al genial Andrés Montes y a media España, se estaba perdiendo. "Tal vez no ha sido mi mejor año, pero este es un deporte colectivo y lo importante es que he podido ayudar al equipo", aseguraba en un tono algo conformista.

El décimo español en hacer las américas, al contrario que la gran parte de sus predecesores, tratará de reencontrar el estilo que le llevó a ser nombrado el mejor joven de Europa durante tres temporadas consecutivas (2007-2009). Dado el paso, nuevos incógnitas se plantean. La primera y más contundente es el destino elegido. Los Wolves son una franquicia perdedora. La situación no es fácil en la gélida región de los mil lagos. El balance de 17-65 cosechado en la última temporada dejan poco lugar para la esperanza. Los optimistas, al contrario, pensarían aquello de 'peor no podemos estar'.

Y razón no les falta. Rubio aterriza en una plantilla en la que los dos hombres más veteranos se encuentran en su octavo año en la Liga. Juventud y desparpajo a raudales. Juego abierto, defensas relajadas durante la temporada regular. ¿Qué más puede pedir un 'rookie' como Ricky?

Con un 20+10 como Kevin Love, unánime merecedor del premio al Jugador con Mayor Progresión de la pasada temporada, y Michael Beasley rondando la veintena de puntos por noche, Ricky llegaría como la tercera pieza de un trío que apunta maneras. Pero las buenas formas y la calidad no lo son todo a la hora de garantizar resultados. Falta mucho más. Para empezar, conocer el nombre del inquilino del banquillo. En los últimos días, el tetracampeón de la NBA con los Lakers en la década de los ochenta, Kurt Rambis se encuentra más cuestionado que nunca y su continuidad al frente del equipo de Mineápolis no está para nada garantizada.

Luke Rindour y John Flynn serán los rivales con los que luchar por un puesto como director de orquesta. Todo ello con el fantasma de un más que probable 'lockout' sobrevolando el ambiente. De este sábado se hacía oficial la cancelación de la tradicional Liga de Verano de Las Vegas. Sospechoso cuanto menos. A pesar de ello, Ricky se mostró optimista: "He hablado con mucha gente y, si se produce, no creo que sea por mucho tiempo. Lo aprovecharé para prepararme mejor".
La ilusión, que no falte
"No sé cuál será su rol para la próxima semana. Pero no me cabe ninguna duda de que el año que viene va a jugar y jugará minutos importantes", espetaba confiado el director de operaciones de los Wolves, David Kahn. Un hombre que trata de ilusionar a una ciudad que hace tiempo que borró de su rostro la ilusión de tiempos pretéritos. Lejos quedan ya aquellas finales de conferencia de 2004 ante los Lakers liderados por los Garnett, Cassell, y Sprewell. Y Ricky parece ser el hombre ideal para traer la alegría y el desparpajo necesario al paso que lava la denostada imagen en los despachos de Kahn. Por el momento, la campaña de propaganda ha hechado a andar. Así, ya se ha confirmado que Rubio lucirá el '9' en su espalda. Dudas e incertidumbre rodean esta aventura más obligada que necesaria. Al menos de momento, concedámosle el beneficio de la duda.

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