Bienvenidos al Club

If you love something, let it go. If it comes back to you, it's yours. If it doesn't, it never was. (DMX)

lunes, 13 de junio de 2011

Lo que el destino tenía preparado

La pasada madrugada, los Dallas Mavericks se proclamaron campeones de la NBA tras derrotar a los Heat en el sexto partido de las finales disputado en el American Airlines Arena de Miami por 105-95. Se trata de la primera ocasión que los tejanos logran el título en los 31 años de historia de la franquicia y la primera vez que cualquier integrante de la actual plantilla consigue alzarse con el anillo de campeón. La justicia, el destino y el sueño de los Nowitzki, Terry, Kidd, Marion, Stojakovic y compañía se ha hecho realidad. [Vea todos los campeones de la NBA]

Una plantilla humilde basada en la veteranía de hombres curtidos en mil batallas que por fin han visto recompensado el trabajo de muchos años atrás. "Todavía sigo sin creerlo", reconocía el flamante MVP de las finales después de promediar 26 puntos y casi 10 rebotes en los seis encuentros de la serie. Cinco años antes, el alemán y un formidable Jason Terry abandonaban cabizbajos el American Airlines Arena tras ver como los Heat daban la vuelta a la serie. Una decepcionante actuación para los hombres que entranaba un Avery Johnson que no supo sacar el mayor rendimiento a una plantilla con un enorme potencial. El 2-0 a favor y 13 puntos de ventaja en el último cuarto del tercer partido de las finales de aquel maldito 2006 han ocupado infinidad de minutos en las cabezas de ambos durante los últimos años. Pero hay más: ¿Qué hay de un Jason Kidd quien a sus 38 años, 17 temporadas en la liga y dos finales perdidas (2002 y 2003) a sus espaldas? ¿Por qué no recordar aquellas finales del Oeste de 2002 con los Kings de Stojakovic? ¿Y qué decir de un siempre excéntrico Mark Cuban que demostró una cordura y humildad desconocida en el momento más apoteósico de su carrera como propietario? El destino tenía algo preparado para todos ellos.

Y qué decir de Terry. Un hombre que fue el primero en creer en el proyecto de Dallas. Tanto es así que antes del inicio de la temporada se tatuó en su bíceps derecho el trofeo Larry O'Brien que acredita al campeón. Una imagen que podrá mostrar orgulloso de por vida. El titular encubierto que todos los equipos querrían tener en sus plantillas. Escudero, ese que responde, aparece y respalda cuando las cosas se ponen feas. Y en este sexto encuentro no iba a ser menos.
Con Nowitzki errando sus primeros 11 de sus primeros 12 tiros para irse al descanso con tres puntos, el habilidoso se echó el equipo a sus espaldas anotando 19 de sus 27 puntos en la primera mitad, sentenciando con ocho en el último periodo. Un hombre que habló de "vindacación", como si quisiera recuperar aquello de lo que fue desposeído de manera injusta.

Por último, no podemos olvidarnos del resto de integrantes de una plantilla que ha demostrado tener la tranquilidad, cordura y, sobre todo experiencia, para controlar emociones y sentimientos. Tanto es así, que en el momento de la celebración no hubo demasiados excesos. Sin duda, los habrá. Pero el momento en el que la bocina iluminaba de rojo los tableros del arena, el fuego, la rabia y la alegría fue más por dentro. Era algo más místico. Casi espiritual.

Lo que el Karma te da, el Karma te lo quita
¿Leña del árbol caído? Posiblemente. En Estados Unidos nada deja indeferente a nadie, haciendo bueno aquello de "o estás conmigo o estás contra mí". Y LeBron James hace tiempo que, de forma más o menos consciente, declaró la guerra a buena parte de la geografía norteamericana. La decisión de "llevar su talento a South Beach" a través de un polémico show televisivo le convirtió sin duda alguna en uno de los hombres más odiados de los Estados Unidos. Sólo había una forma de callar las voces críticas desde el día uno: llegar, ver y vencer. Sin embargo, el famoso Karma al que aludió en el mes de enero cuando los Cavs salían vapuleados del Staples Center a manos de los Lakers por 112-57 le ha dado la espalda.

Aprovechando la coyuntura y que el Pisuerga sigue pasando por Valladolid, el propietario de Cleveland, uno de sus mayores enemigos ha querido dejar un mensaje para el que un día fuera su ojito derecho. Un cuarto de hora después de que un 'King' James menos rey que nunca perdiera la segunda final en sus ocho temporadas como profesional, Dan Gilbert felicitó a los Mavs vía twitter: "Enhorabuena a Mark Cuban y toda la franquicia de los Mavericks. Nunca pararon y ahora todos ellos tienen un anillo. Una vieja lección para todos: No hay atajos. Ninguno". Mo Williams, excompañero de James en los Cavs también ha respirado aliviado. El actual base de Los Angeles Clippers ha publicado: "Dallas acaba de sanar mi corazón". Más por desgracia que por suerte para LeBron, estas sólo han sido la primeras de las muchas muestras de 'cariño' que le quedan por recibir.

Pero nada podrá cambiar el ego de un LeBron que dio con el porqué de su derrota en este primer envite como miembro del 'Big Three' de los Heat: la divinidad. "El de arriba sabé cúando es mi momento. Y ahora mismo no lo es". El cielo todavía puede esperar para un LeBron desaparecido en combate en los momentos clave. Aquellos minutos en los que el balón arde, el famoso 'crunch time', y toda la presión se cierne sobre los mejores jugadores. Los mismos instantes en los que se debe demostrar que eres tan bueno como dices. No por esta vez.

No hay comentarios: