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lunes, 22 de marzo de 2010

Un clásico sin emoción


Mañana dan comienzo los playoffs de cuartos de final de la Euroliga. La máxima competición continental tiene a ocho equipos con una única idea en la cabeza: la Final Four que se disputará en París entre los días 7 y 9 de mayo. Las eliminatorias se disputarán al mejor de cinco encuentros con el clásico formato del 2-2-1.
Los emparejamientos han sido fruto de un Top-16 con algunas sorpresas y notas curiosas. La dura eliminación del vigente campeón, Panathinaikos, encuadrado en un grupo donde tuvo que enfrentarse a Barcelona, Partizan y Maroussi fue algo inesperado por todos.
Para los nuestros no fue mal del todo pero, como se suele decir, podía haber ido mejor. Las peores noticias nos las fue dando, jornada tras jornada, un titubeante Unicaja que está cosechando una campaña para olvidar. Muchas dudas en los de Aíto García Reneses, que está pasando por uno de sus peores momentos en su larga y exitosa carrera en los banquillos. Tras no conseguir el billete para la Copa del Rey, la eliminación europea supone un jarro de agua fría para uno los clubes con más renombre de nuestro baloncesto.
Otro caso bien distinto es el del Caja Laboral. Los vitorianos consiguieron clasificarse como segundos de grupo tras vencer en la prórriga a la Cibona de Velimir Perasovic por 102-90. A simple vista todo parece normal. Pero en ese partido hubo un hecho que nos dejó con la boca abierta. El conjunto de Dusko Ivanovic dependía del resultado que se diera en Moscú, en el partido que enfrentaba al Khimki y al Olympiacos (clasificado como primero de grupo de forma matemática desde la anterior jornada) y que terminó con la victoria del conjunto ruso dirigido por el seleccionador nacional, Sergio Scariolo por 96-83. Pero al equipo de dos de nuestros internacionales, Raül López y Carlos Cabezas, no sólo le bastaba con vencer sino que tenía que hacerlo por más de siete puntos, para conseguir arrebatarle el basket average a los baskonistas. Tras la victoria por 12 puntos de los vascos, el sueño europeo para el segundo equipo de Rusia.
Lo anecdótico fue cómo consiguió el antiguo TAU vencer por esa diferencia su partido. A falta de unos segundos para el final del encuentro, y tras remontar 14 puntos en menos de tres minutos, el base brasileño, Marcelinho Huertas, disponía de dos tiros libres para ganar el encuentro (77-78).
Pero sabían que ganar por uno no les aseguraba completamente la clasificación para cuartos. Así que Huertas tenía que fallar uno de los dos lanzamientos desde el 4,60 para ir a la prórroga y en los cinco minutos de tiempo extra conseguir la mayor diferencia posible. Como si de cualquier film de suspense se tratara, el carioca falló inesperadamente el primero. No estaba en el guión. Todo el Fernando Buesa Arena estaba con el corazón en un puño pendientes del segundo de los tiros. Entró. Lo que ocurrió después ya lo sabéis. Lo negativo de esta historia es que en cuartos se verá las caras con un CSKA, que desde que se implantó el sistema de Final Four (2001) ha cosechado el triunfo en tres ediciones.
Para el final me dejo el plato fuerte de la eliminatoria previa a la final a cuatro de París: Regal Barcelona-Real Madrid. Los dos históricos del baloncesto español se verán las caras en una de las eliminatorias más desiguales de los últimos años.
Todo parece estar en contra de los blancos. El Barça va camino de hacer historia. Únicamente ha cosechado 3 derrotas en los 46 partidos oficiales disputados esta temporada. Sólo Gran Canaria y Power Electronics Valencia en ACB y Partizan en un más que polémico final en Euroliga, en la segunda jornada del Top-16, han sido capaces de doblegar a los de Xavi Pascual.
Pero además de estos número de ensueño hay otros precedentes que pueden sentar jurisprudencia antes de que de comienzo el primero de los partidos de la serie. El Palau Blaugrana acumula un año sin ver perder a los suyos. Los de Ettore Messina no terminan de encontrar el camino del triunfo y no están respondiendo a las expectativas creadas en torno a una plantilla que por nombres estaba llamada a hacer algo grande esta campaña. Por si fuera poco, en los tres enfrentamientos previos al choque de mañana en Barcelona (20.45, Teledeporte), hay un balance de 3-0 favorable a los Navarro, Ricky y compañía. Para terminar la sangría, recordar que el equipo madridista lleva sin ganar la por aquel entonces llamada Copa de Europa desde 1995.
Los medios, por su parte, optan por destacar la posibilidad de que ambos equipos puedan terminar la temporada con 14 enfrentamientos directos en su haber (algo que sólo tendría lugar si los madridistas forzarán un hipotético quinto partido en la eliminatoria europea e hicieran lo mismo en las semifinales o en la final de la liga ACB) en lugar de hacer una clara referencia a la desigualdad manifiesta entre ambos conjuntos.
Pero sin duda, lo que más llama la atención es el pánico que había en la disciplina merengue a enfrentarse en cuartos con el Barcelona. El Real Madrid lo tenía 'fácil' para terminar primero de grupo y enfrentarse al Partizan en cuartos. Pero los treintañeros del Madrid (salvando a Llull) no supieron administrar una ventaja que llegó a ser de 16 puntos, y acabaron por caer ante un Maccabi que nunca dejó de creer en sí mismo, y consiguió arrebatarles la ansiada primera plaza de grupo en el último suspiro (64-66).
Tras el partido, la marea blanca abandonaba Vistalegre cabizbaja y en un silencio que denotaba el lento y doloroso suicidio europeo de su equipo que tendrán que presenciar a partir de mañana. Mientras, en el vestuario, más de lo mismo:

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