Decepción, desilusión y fracaso

Estas tres palabras son las que definen el sentimiento de los aficionados madridistas en estos momentos. El Real Madrid ha caído eliminado en los octavos de final de la Champions League por sexta vez consecutiva. El 1-1 del partido de vuelta disputado en el Santiago Bernabéu apea, irremediablemente, al conjunto blanco de la máxima competición europea. Por contra, los franceses del Olympique de Lyon mantienen su invatibilidad en los duelos continentales frente al conjunto madrileño.
El conjunto madridista comenzó el partido seguro de sí mismo a sabiendas que era el encuentro más importante de la temporada hasta la fecha. Cristiano adelantó a su equipo con un gol en el minuto 5 que llenaba de calma y optimismo a todos. La presión 'vikinga' no se detuvo durante la primera mitad. Sin embargo, los segundos cuarenta y cinco minutos no tuvieron nada que ver. El madrid se relajó y el Lyon se hizo dueño y señor del centro del campo, en el que destacó la buena labor del internacional francés Jérémy Toulalan.
De esta manera llegó el gol de Miralem Pjanic en el mintuo 74. Fue un mazazo para la mayoría de los 80.000 espectadores del Bernabeú y una gran parte de los más de ocho millones de personas que, según las previsiones, seguían el encuentro por televisión. El Madrid necesitaba aferrarse a la épica. Eran necesarios dos goles en poco más de cuarto de hora para seguir vivos en la competición.
Cuando el italiano Nicola Rizzoli hizo sonar su silbato el sueño de la décima había terminado un año más para un Real Madrid que no fue capaz de doblegar a un equipo bien plantado en el campo y sabedores de que un gol les daría el pase a los cuartos de final.
'Hemos demostrado una vez más que no sabemos jugar los partidos importantes' sostenía un cabizbajo Guti sobre el césped momentos después del final del partido. 'Debemos jugar más como un equipo y no depender de las individualidades' finalizó el segundo capitán blanco.La derrota significa algo más que un punto de inflexión en el proyecto de Florentino Pérez. Éste, en su segunda etapa como presidente de la entidad blanca, fue, a principios de temporada, un foco de ilusión para todos los seguidores del equipo. Realmente, los 300 millones de euros desembolsados en fichajes era para soñar, y mucho.
El presidente de ACS cumplió con lo prometido y fichó a varias estrellas mediáticas para formar la segunda galaxia merengue. Los Cristiano Ronaldo (94 millones de euros), Kaká (65 millones de euros)y Benzema (35 millones de euros), además de Xabi Alonso, Albiol, Arbeloa, Garay y el repescado Granero. Además, confió la faceta técnica a Manuel Pellegrini, entrenador llevó al Villarreal a lo más alto de su historia. El 'ingeniero' y sus 'obreros' serían los encargados de devolver el éxito al madridismo.
Detrás de todas estas inversiones estaba la final de la Champions del día 22 de mayo. Principalmente porque un club como el Real Madrid, con nueve 'orejonas' en sus vitrinas, no puede permitirse estar temporada tras temporada viendo la final por la televisión. Pero además, todos se pusieron deb acuerdo para que este 2010 fuera especial para la parroquía de Concha Espina. La final de esta edición tendrá lugar en el 'templo blanco'.
Aún tengo la imagen en mi cabeza del acto de presentación de las entradas para la gran cita. En ella estuvieron presentes: Esperanza Aguirre, Florentino, Cristiano y Raúl. El acto se asemejaba a la previa de un combate de boxeo en el que uno de los púgiles (Real Madrid) espera rival para revalidar su título. Sé que era producto del marketing y que al ser el anfitrión tendría que prestarse a tal evento. Pero por las cabezas de todos ellos planeaba recuperar el cetro europeo. Tendrán que esperar, al menos, un año más y ya serán nueve los años de sequía europea.
Además, no olvidemos que a la decepción, desilusión y el fracaso le pueden acompañar algún sustantivo más si Carles Puyol levanta la cuarta Copa de Europa para el Barça en el Bernabéu. Mejor no pensarlo.